ABC elige los montajes líricos más interesantes del año 2012

Los teatros grandes han redimensionado su oferta y algunas temporadas de ciudades de menor tamaño directamente han desaparecido. Pese a ello, se ha podido disfrutar de muy buenos montajes. Estos son, a jucio de nuestros críticos algunos de los más destacados.

LA SELECCIÓN DE ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE

«Written on skin», de Benjamin. Director de escena: K. Mitchell. Aix-en-Provence (estreno). Que una ópera contemporánea ponga al público de pie da idea de la calidad de un proyecto del que es parte sustancial esta puesta en escena en la que se superpone el tiempo presente y el narrativo proporcionando profundidad e clarividencia.

«Bohème», de Puccini. Director de escena: Damiano Michieletto. Festival de Salzburgo (estreno). Cuatro jóvenes de hoy en un escenario colorista, de proporciones inverosímiles y perspectivas arriesgadas. Un opción que rompe el tópico sin faltar a las esencias.

«Das Labyrinth», de Peter von Winter . Director de escena: Alexandra Liedtke. Festival de Salzburgo (estreno). Primer trabajo operístico de Liedtke para una moderna recreación de la iconografía de la época confirmando la naturaleza de “gran ópera cómica y heroica” que tiene la segunda parte recuperada de “La flauta mágica” de Schikaneder.

«Falstaff», de Verdi. Director de escena: Robert Carsen (estreno). Covent Garden, Londres . Es la cuarta producción de la ópera de Verdi que estrena el Convent Garden tras las realizadas por Franco Zefirelli, Ronald Eyre y Graham Vick. Quizá no sea el mejor Carsen pero el perfume años 50 que rebosa la idea y la pericia escénica de un maestro son alicientes más que sobrados.

«Iolanta», de Chaikovski y «Perséphone», de Stravinski. Director de escena: Peter Sellars. Teatro Real, Madrid (estreno). Un detalle: las sombras que, en dos dimensiones, dibujan el transcurrir de los personajes en “Iolanta” y, al tiempo, lo mucho que en la obra hay de ausencia, la falta de profundidad.

«Der Rosenkavalier», de R. Strauss. Director de escena: Otto Schenk/Jürgen Rodé. Múnich. Es un clásico preparado para Carlos Kleiber hace cuarenta años y que permanece sin perder un ápice de inteligencia. Sigue sorprendiendo a un público que aplaude sus mil detalles y la finura teatral con la que se desarrolla la acción protagonista y la accesoria.

«¡Ay, amor!», de Manuel de Falla . Director de escena: Herbert Wernicke. Teatro de la Zarzuela, Madrid El juego entre la realidad y lo ensoñado es una de las grandezas del espectáculo que engarza “El amor brujo” y “La vida breve”. Una referencia en el trabajo del españolista Wernicke.

«Il prigionero», de Dallapiccola. Director de escena: Lluìs Pasqual. Teatro Real, Madrid. Merece la ópera de Dallapiccola un espacio como el que aquí se muestra: preciso, contundente, dúctil. Un pie coherente a la hora de representar “Suor Angelica”, la ópera con la que se presentó en el Teatro Real delimitando un programa lleno de sentido.

«El juramento», de Gaztambide. Director de escena: Emilio Sagi. Teatro de la Zarzuela, Madrid. Doce han transcurrido desde el estreno de esta producción en la que Sagi concentró lo mejor de su factoría incluyendo el espectacular diseñó del vestuario hecho por Jesús del Pozo.

«Thaïs», de Massenet. Director de escena: Nicola Raab. Palau de les Arts, Valencia. La habilidad en los cambios escénicos transmutando el simbolismo original en metáfora y convirtiendo la Alejandría de Thaïs en un teatro y, por tanto, en lugar pecaminoso, la riqueza decimonónica y dorada del vestuario, la erótica sobriedad del desierto y algún detalle kitsch, sirvió para el «penúltimo» rol baritonal de Plácido Domingo.

LA SELECCIÓN DE PABLO MELÉNDEZ-HADDAD

Festival de Bayreuth, en el Liceo de Barcelona. El año 2012 quedará inscrito en la historia del Gran Teatro del Liceo como el año de la segunda visita del Festival de Bayreuth a Barcelona: como aperitivo de la temporada en curso, el coliseo lírico invitó a los cuerpos estables del evento germano celebrando por adelantado, y por todo lo alto, el bicentenario de Richard Wagner (que se celebra, junto al de Verdi, en 2013) ofreciendo “El Holandés errante”, “Lohengrin” y “Tristán e Isolda”. Inolvidable.

«Adriana Lecouvreur», de Cilea. Liceo de Barcelona . Pero si hay que escoger «el» montaje del año, la elección recaería en la que firmó en mayo y junio David McVicar de «Adriana Lecouvreur», un gran trabajo teatral que contó con el apoyo de un inspirado Maurizio Benini desde el podio.

«Il Trovatore» y «Medea». Palau de les Arts de Valencia. De otros teatros españoles vale la pena destacar el gran trabajo realizado en el Palau de les Arts de Valencia por el director español Gerardo Vera al adaptar una misma escenografía para dos producciones (“Il Trovatore” y “Medea”).

«Un giorno di regno» de Verdi. Temporada de la ABAO . Bilbao. Dirección de escena de Pier Luigi Pizzi.

«Peter Grimes», de Britte. Ópera de Oviedo. Una producción de David Alden.

«La flauta mágica», de Mozart . Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Dirección de Alfonso Romero en El Escorial y en la Quincena Musical Donostiarra

LA SELECCIÓN DE COSME MARINA

«Vida y muerte de Marina Abramovic» , con dirección de escena de Bob Wilson. Teatro Real de Madrid. El coliseo madrileño propuso un espectáculo más que original. Reunió a Robert Wilson, Marina Abramovich, Antony y William Dafoe. El resultado fue impresionante: una fusión de estilos y de formas diversas de entender el teatro y también la vida que se transformó en un volcán creativo. En “Vida y muerte de Marina Abramovic", Wilson dejó su sello peculiar, sus característicos postulados estéticos, puestos al servicio de Abramovic, uno de los iconos de nuestro tiempo. Otros dos espectáculos del Real –muy distintos- llamaron la atención.

«Iolanta»/«Perséphone», de Chaikovski y Stravinski. Teatro Real de Madrid. Peter Sellars marcó su impronta depurada, y un punto nihilista, con su original visión de “Iolanta” de Chaikvoski y “Persephone” de Stravinski,

«Boris Godunov» de Musorgski. Teatro Real de Madrid. Montaje de Johan Simons plenamente inserto en la actual partitocracia rusa, en los males de hoy que, en el fondo, poco difieren de los del pasado.

«Peter Grimes», de Britten. Ópera de Oviedo. La ópera ovetense coprodujo con la English National Opera, la Deutsche Oper de Berlín y De Vlaamse Opera una nueva versión de la ópera de Britten. David Alden dejó claro que es uno de los dramaturgos más claros y convincentes de nuestro tiempo con una puesta en escena vigorosa e imaginativa, la mejor que hasta ahora se haya visto en nuestro país de la obra de Britten.

«El gato montés» de Penella. Teatro de la Zarzuela de Madrid. En el otro teatro lírico madrileño, el de La Zarzuela, se reivindicó por fin, la ópera española, a través de un impecable montaje de “El gato montés” de Penella firmado por José Carlos Plaza. Todo un acierto.

«La ciudad muerta» de Korngold. Temporada de la ABAO. Bilbao. La Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera apostó sobre seguro con el deslumbrante acercamiento de Willy Decker a partitura de Korngold y una vez más esta veterana producción volvió a triunfar.

«Adriana Lecouvreur», de Cilea. Teatro del Liceo . David McVicar mostró su faceta más elegante con su con una dramaturgia romántica y de gran belleza.

«La corte del faraón» de Lleó. Teatro Arriaga de Bilbao. Por su parte, la zarzuela vivió uno de sus más interesantes propuestas con el estreno en el bilbaíno teatro Arriaga de «La corte de faraón» de Lleó. Emilio Sagi volvió a dejar claro su vis cómica al afrontar esta peculiar «opera bíblica» llena de descaro, fantasía y humor a raudales.