El policía que investigó el chivatazo a ETA, imputado por violencia machista

Según recoge el atestado, al que ha tenido acceso ABC, María Dolores M. P. denunció que ese mismo día en torno a las ocho de la tarde regresó a su vivienda en Guadalajara, donde vive con una hija del matrimonio de 17 años, y encontró el dormitorio revuelto. Comprobó que el dinero que tenía en el citado lugar había desaparecido . La denunciante explica que Carlos Germán y ella no conviven desde hace un tiempo y que están en trámite de separación (seis días después debían comparecer en un Juzgado de Guadalajara).

No obstante, el comisario sigue teniendo llaves de la vivienda y, según el atestado, él continuaba entrando en el domicilio «de forma sorpresiva y sin previo aviso». Además según señaló Germán reconoció a sus hijas (tienen otra de 32 años) que esa misma mañana había estado en la casa. La vivienda cuenta con alarma de seguridad y solo conocen el código Germán, su esposa y la hija menor.

María Dolores M. P. manifestó que durante su matrimonio había sufrido maltrato psicológico por parte de su marido , y también maltrato físico tanto ella como la hija mayor, pero nunca lo había denunciado ni había ido al médico. Ahora está en tratamiento psicológico por depresión derivada de esos malos tratos, según ella.

Relató además a los agentes que en verano Carlos Germán volvió al domicilio familiar y amenazó e insultó a madre e hija: «Te vas a quedar en la puta calle» o «No vales para nada como mujer» son frases que aparecen. La mujer, que dice sentirse atemorizada por el cargo de él , le define como una persona «agresiva, altiva y altamente manipulador».

Aunque avalada por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz , la investigación del chivatazo liderada por el entonces inspector jefe Carlos Germán ha sido cuestionada desde el principio por los mandos policiales imputados en el caso Faisán. Estos no han dudado incluso en atribuirle a él el soplo a ETA. El juez ordenó revisar esa investigación a la Guardia Civil.