Fin de semana sensorial: usa tus ojos como oídos
Café, Matadero, cocina internacional, piano, música electrónica y secadores de pelo se mezclan en una operación matemática que da lugar a un plan altamente recomendable en la capital
noemí lópez trujillo
Madrid es culturalmente infinito . Tanto que para cuadrar un plan perfecto donde no coincidan horarios, días y lugares para disfrutar de delicias con apariencia de espectáculos, las operaciones matemáticas se nos complican. En ABC.es hemos trazado un «menú» perfecto para que sacies ... tus ansias de engullir cultura y te dé tiempo a digerirla. Sólo hay una única regla: que uses tus ojos como oídos .
Entrante . El traqueteo de las escaleras mecánicas del metro, las caras, los trajes, los tacones. Y todo gris, gris, gris. Comenzamos este recorrido altamente sensorial permitiendo que te desintoxiques de una gama cromática algo reducida propia de los «días de diario». Recomendamos algo suave: Café El Azul (calle Fúcar, 5) o Café de la Luz (calle de la Puebla, 8). Este último se caracteriza por su buena música de ambiente, que combina los boleros con el soul o el jazz . ¿Listo para pasar al plato fuerte?
Primer plato . Eclipse en Madrid: cuando la música clásica y la electrónica se mezclan bajo las sábanas. Y es que llega por primera vez a España (y a la capital) « Yellow Lounge » . Aquí sí es imposible que tu gris semana no haya perdido el conocimiento por completo. No intentes reanimarla. Estas veladas nacieron en Berlín en 2001, donde se celebran los primeros lunes de cada mes. Londres, Varsovia, Tokio o París también se han hecho partícipes de estas «infames» fiestas que tienen lugar en atmósferas íntimas. En la de Madrid, será el pianista luxemburgués Francesco Tristano quien interpretará en directo su nuevo trabajo , «Long Walk». En «Yellow Lounge», donde hay quien dice que todo es posible, el artista recoge el legado de la música clásica para actualizarlo y reinterpretarlo en forma y contenido. Tristano será el artífice de construir nuevas intersecciones entre ambos estilos, permitiendo que tengan un breve pero inolvidable «affair». Os damos más datos: hoy viernes 19 de octubre a las 21.30 horas en nada menos que Matadero . No fallan ni continente ni contenido.
Segundo plato . No todo va a ser ingerir música a mansalva. Un respiro: Subiendo al Sur . Un restaurante situado en la calle de Ponciano, 5 (Malasaña). Estética exótica, cocina internacional (hay comida cubana y peruana, entre otras), así como productos de comercio justo. La mezcla da lugar a platos que pondrán a prueba a tu paladar, como el de pollo en salsa de chocolate con anís o la leche asada de coco con miel. Y como sabemos que hay quienes prefieren el segundo plato al primero, musicalmente hablando, no vamos a dejarte la noche del domingo huérfana, sino en compañía de Richard Hawley . Tras militar en bandas como Longpips o Pulp , este guitarrista decidió comenzar su carrera en solitario. Su séptimo trabajo, «Standing at The sky's edge», es la excusa con la que regresa a la capital, a la sala Joy Slava . Dicen que con este álbum, Hawley ha roto dramáticamente con la etiqueta de «crooner» (intérprete de baladas a lo Michael Bublé) para entregarse sin condiciones a un sonido más sucio y cercano al blues-rock.
Postre . Dos lugares antagónicos —pero no incompatibles— para despedir la noche y recibir al amanecer: El Fabuloso (calle Estrella, 3) y La Parada de los Monstruos (calle Vallehermoso, 41). El primero es el local que regenta Silvia Superstar, exmiembro de la banda de rock Killer Barbies. No es sólo por su decoración «vintage» ni por la artillería pesada de rock que tiene bajo sus bafles. Es que es un pub temático de los 50-60 en el que perderte con una infinidad detalles «kitsch». Nunca fallan los antiguos secadores de cabeza —estilo señoras del pueblo de Eduardo Manostijeras— que hay en el baño de chicas.
Por su parte, La Parada de los Monstruos tiene un potente argumento: Arcade Fire, Interpol, Joy Division, Depeche Mode ... Un hilo musical envidiable, y un nombre que hace honor al clásico de cine de Tod Browning, «Freaks».
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