Los errores del servicio secreto alemán provocan escepticismo sobre la prohibición del partido neonazi

Ese gran despliegue policial fue interpretado como un gesto contra la impunidad de la que gozó el grupúsculo de extrema derecha NSU (Clandestinidad Nacionalsocialista) tras los fallos de bulto cometidos por el sistema de seguridad alemán. La NSU fue una célula terrorista neonazi compuesta por tres miembros que mató a 9 inmigrantes de origen turco y griego, y a una agente de policía, puso bombas y atracó bancos entre 2000 y 2006. Primero, la policía y los diferentes servicios secretos alemanes fueron incapaces de detectar a los tres terroristas, que operaron con el probable apoyo de una red social. Después, destruyeron documentos relacionados con la investigación.

Los graves errores cometidos por las autoridades le costaron el puesto a Heinz Fromm, ya expresidente de la Oficina de la Defensa de la Constitución, una las instituciones destacadas de los servicios secretos, cuya función es vigilar a aquellos sectores que buscan desestabilizar a la República Federal Alemana desde posiciones políticas y/o religiosas. La última gran operación contra el neonazismo alemán parece estar directamente relacionada con la llegada a la presidencia de la Oficina de la Defensa de la Constitución de Hans-Georg Maasse , quien asumió el cargo a principios del pasado agosto.

Pese a los cambios realizados en la cúpula del sistema de seguridad alemán y la reciente masiva redada, siguen siendo muchas las preguntas acerca de la actual escena del neonazismo en Alemania así como de las presuntas conexiones entre neonazis y algunos miembros de los servicios secretos y policiales del país. El último informe anual de la Oficina de la Defensa de la Constitución correspondiente al año 2011 revela datos sobre el actual momento del neonazismo en Alemania: el número de delitos de la extrema derecha (incluidos los de propaganda, como el antisemitismo) aumentó ligeramente con respecto al año anterior. Buena parte de esos delitos se concentró precisamente en el Estado de Renania de Norte-Westfalia, escenario de la última gran razia contra los círculos neonazis.

El dato más llamativo del informe hace referencia un cambio en el tipo de militancia predominante en la escena de la extrema derecha alemana: mientras partidos neonazis como el NPD o el DVU (Unión del Pueblo Alemán) pierden afiliados, crece el número de miembros de grupos como los «Autónomos Nacionalistas»: pequeñas células que actúan de forma independiente, imitan la estética de los grupos de extrema izquierda y antifascista alemanes, y son considerados potencialmente violentos por el Ministerio de Interior. Según el informe, de los alrededor de 22.400 neonazis que hay en Alemania, unos 9.800 son potencialmente violentos. Estas células actúan de forma autónoma pero siempre bajo la misma premisa: limpiar el territorio de Alemania de población extranjera así como de ciudadanos alemanes de origen extranjero.

Esas células neonazis volverán a intentar matar: es la opinión de Bernd Wagner, exagente de policía y cofundador de EXIT, una ONG que ayuda a neonazis arrepentidos a abandonar el mundo de la extrema derecha. La oficina de EXIT en Berlín se esconde tras la fachada de una presunta inmobiliaria por miedo a ataques. Para Wagner, muy crítico con las políticas desplegadas por el Estado alemán contra el neonazismo, el caso NSU es un claro «fracaso de los servicios secretos, la policía, el Ministerio de Interior y la Fiscalía». Pero también un fracaso de los partidos con representación parlamentaria: «El Estado alemán no está ciego del ojo derecho, pero sí tiene graves problemas para ver correctamente a través de é»”, afirma Wagner, trazando una metáfora sobre la incapacidad o falta de voluntad de las instituciones, servicios secretos y de seguridad de valorar la auténtica amenaza que representa el neonazismo.

El escándalo que supuso la salida a la luz del caso NSU reavivó el debate sobre la prohibición del NPD. Desde hace meses, la Oficina de la Defensa de la Constitución reúne documentos y pruebas que sirvan para prohibir el partido neonazi. El último intento de ilegalización en 2003 fracasó por flagrantes errores de la policía. No en vano, no son pocos los que ven con escepticismo la prohibición, incluido el propio ministro del Interior, el socialcristiano Hans-Peter Friedrich (CSU), que mostró su enfado esta misma semana por unas filtraciones a la prensa alemana sobre el proceso legal contra el NPD.

Las cifras ofrecidas por organizaciones como la Fundación Amadeu Antonio (que promueve la lucha contra el racismo y el antisemitismo) apuntan a más de 180 asesinatos cometidos por grupos neonazis desde la reunificación alemana en 1990. Cifras que blanden aquéllos que observan cierta pasividad en los servicios secretos e incluso afinidad ideológica entre miembros de las fuerzas de seguridad y los círculos neonazis. Ante el actual debate, Bernd Wagner (de EXIT) advierte: «El Gobierno federal no está preparado para combatir un fenómeno que seguro que empeorará en el futuro ».