Carlos Sobera, al borde de la muerte por el ataque de un elefante

Por la mañana, escribe, recibió «un regalo de la naturaleza: a veinte metros, dos leonas han cazado salvajemente a una cebra que pronto dejó de emitir gritos de espanto. Lo grabé y lo sentí». Sin embargo, la felicidad, unas horas después, se tornó en malos presagios cuando, fiel a su relato, se hallaba en el hotel, en mitad de la reserva. «Un elefante estaba comiendo y pasé a 6 o 7 metros. Se sintió agredido y directamente me embistió. ¡Dios! La gente se asustó. No sé nada de elefantes, pero lo vi viniendo con sus orejas abiertas y... Corrí. Error. Lo último que hay que hacer es correr. El elefante vino por mí. Mi chica se tiró a la cuneta, yo solo pude correr. De repente, un tirón... Casi caí, y eso me salvó. Al parar yo, paró el elefante. Lívido. Vi correr a mucha gente, pero yo era al que seguía el elefante».

Continúa: «Gran susto que solo he comprendido al hablar con la gente de aquí. Me pudo matar. Nos pudo matar. Ahora estoy cojo. El médico teme rotura fibrilar en el abductor derecho. Patri, mi chica, cayo a la cuneta y el elefante la esquivó por poco. Ahora está fatal. Cientos de ortigas en su cuerpo. Pero ha sido muy valiente y más lista que yo. Me advirtió del peligro, y por mi culpa casi le mata el elefante. No sé si lo sabéis pero alcanzan una gran velocidad».

El presentador, a toro, mejor dicho, a elefante pasado, ya bromea en su cuenta de Twitter ante la cantidad de amigos y fans que le han brindado su apoyo. Dice coloquialmente: «¡Joder! Ahora me río, pero créeme, putas las hemos pasado, y a Patri [su novia] casi le pisa. Un globo, tres avionetas y es el elefante. El peor».