Luz verde a la rehabilitación del castro de Baroña
Las obras, que tendrían que haber empezado en abril, se iniciaron finalmente ayer
C. PICHEL
Entre la carretera que conecta los municipos coruñeses de Noia y Porto do Son y al pie del agua salada del mar se encuentra una de las joyas arqueológicas más reconocidas dentro del patrimonio gallego. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el año pasado por ... la Consejería de la Xunta, el Castro de Baroña recibe cada año miles de visitantes, no solo de Galicia, sino del resto de España e incluso de fuera de nuestras fronteras.
Por ello, el Ejecutivo autonómico, a través de la Secretaría General de Turismo y bajo la supervisión de la Dirección General de Patrimonio, está llevando a cabo una serie de obras de rehabilitación en la zona, que permitirán acondicionar el castro y reformar los puntos del yacimiento que se encuentran en estado crítico, debido a la continua erosión de las rocas por los empujes del mar.
Los trabajos empezaron finalmente ayer, después de varias semanas de incerteza, pues en un principio se habían fijado para principios de abril. Aun así, se prevé que la primera fase del proyecto esté finalizada en julio, tal y como se informó inicialmente. Después, la empresa Terra Arqueros -encargada de realizar las obras- detendrá la actividad, coincidiendo con las visitas estivales, y posteriormente se recuperarán los trabajos a partir de septiembre.
Esta primera parte supone el 90% de la rehabilitación del castro, aunque en total son tres las fases en las que se realizarán las labores de limpieza y consolidación. La última de ellas, que empezará a andar en 2013, tiene como objetivo conservar los muros y colocar señales indicadores en el recorrido, para facilitar el itinerario a todos aquellos que desconozcan la zona.
Un paraje único
El Castro de Baroña, de gran belleza natural, alberga un total de veinte viviendas que lo componían antaño, al igual que los restos de las dos murallas que protegían a sus residentes de posibles ataques. También destaca la escalera que une un sector y otro de la aldea y que pasa por ser la mejor conservada de toda Galicia. Debido a su posición con respecto al mar, el castro también contaba con una plaza para protegerse de las fuertes rachas de viento que castigan esta punta costera y que vincula su historia con las actividades marítimas. Unido a su belleza única, los expertos arqueólogos señalan que el poblado debió ser autosuficiente, pese a no contar con restos que confirmen las reservas de agua en su interior.
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