Alfredo Pérez Rubalcaba, el «albacea» del PSOE
De todos los que un día fueron algo en el PSOE, allá por los años 80 del pasado siglo, solo quedan tres en primera línea: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba
GABRIEL SANZ
De todos los que un día fueron algo en el PSOE, allá por los años 80 del pasado siglo, solo quedan tres en primera línea: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba. Es precisamente esa «vieja guardia», que tilda en voz baja a ... Griñán de traidor por pasarse al «Zapatero con faldas» (Rodríguez Ibarra dixit), la que abandera que el cántabro pilote la travesía del desierto de un partido que se ve en riesgo de dejar de ser percibido como opción de gobierno; «descoyuntado en lo ideológico y famélico de poder institucional», resumía ayer por los pasillos un delegado afín.
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Para este sector, hoy no se elige al rival de Mariano Rajoy en las elecciones de 2015, se elige «albacea» de la herencia socialista. Alguien que ponga orden en Ferraz y en las federaciones, que impida que por la «apertura de puertas y ventanas» que propone Chacón el PSOE se convierta en algo más irreconocible todavía . El momento, creen los González, Guerra, Ibarra, no da más que para elegir secretario general al Joaquín Almunia (1997) de este tiempo, no al Zapatero que llegaría cuatro años después.
Conversación clave
Así debió de planteárselo Felipe González durante la crucial conversación de cuatro horas mantenida por ambos después del 20-N. Fue un momento, días después del peor resultado de la historia del PSOE en democracia (110 diputados) en el que, probablemente por vez primera, ese animal político que es Rubalcaba se planteó en serio dar un paso atrás. Lleva amagando un lustro, pero por un extraño concepto de patrimonialidad — «si yo creyera que Carme es la solución no me hubiera presentado »— volvió a decir sí al duelo que no vio la luz en junio, al enfrentamiento con su hoy rival, antes amiga, que hoy se verá si supone el final de una longeva carrera política.
Nada está claro pese al entusiasmo del entorno de la exministra, dicen los próximos a Rubalcaba, porque este es un partido «acostumbrado a las coaliciones negativas», y ella tiene mucho «aparato» en contra aunque haya conseguido mayoría de delegados en las cuatro federaciones más numerosas. No obstante, si lo logra, habrá puesto fin a la biografía política de alguien que lleva 30 años de gobierno y de oposición. Aunque sobreviva el resto de la legislatura en su escaño de la Carrera de San Jerónimo.
Ironías del destino, Rubalcaba empezó en 1983, de la mano de un José María Maravall, a quien ahora ha recuperado para su campaña. Maravall le llevó a Educación para hacerse cargo del cambio educativo que proyectó el primer Gobierno de González. Ya no se bajó del coche oficial. Pasó la siguiente década de ministerio en ministerio y, cuando el PSOE se fue a la oposición, se buscó un lugar al sol parlamentario. Hasta que en 2000, Zapatero lo recuperó.
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