El mejor Real Madrid arrincona al Barcelona

El equipo de Pep sufría como nunca y Casillas bostezaba mientras su equipo desnudaba a su entrenador porque le demostraba que jugando con lo mejor que tiene podía destrozar al Barça. Que luego el balón entre o no es solo cuestión del azar de un día, pero no azar eterno. [Las mejores imágenes del partido]

Es cierto que perdió la eliminatoria justo en este tiempo de riqueza, de esplendor sobre la hierba, apabullando con fútbol, y no con patadas, broncas o juego abrupto, al mejor equipo del mundo. Tuvo cinco ocasiones de gol clarísimas , pero las perdió, pecado capital que es sinónimo de derrota. Cinco y una de Ozil que pintó una obra de maestra , describió un recorte mágico en un ladrillo y desde lejísimos lanzó un remate alemán y brasileño al mismo tiempo, uno de esos balones duros y secos que luego baja como un obús. Unos centímetros determinaron la eliminatoria. Larguero y raya. Lo suficiente para demostrar que cualquier entrenador que deje a este chico en el banquillo merece pena de cárcel. [Estadísticas del encuentro]

El Barcelona esperó porque no podía hacer otra cosa. Se sostuvo por Abidal, por Pinto , que daba cal y arena y por la escasa fortuna del Madrid, que iba, jugaba de maravilla pero no le remataba. Así que dio tiempo a que el equipo de Pep respirara. Es ley máxima que tanto perdón te lleva al infierno. Messi andaba por ahí, difuso, agazapado, pero con las garras preparadas. Pilló una, solo una, e hizo un destrozo. Se fue como una bala en una diagonal mortal. A por él se fue la jauría entera, incluido Arbeloa, que no tapó esa vía de pase. Messi lo vio, Pedro también y principio del fin de la historia.

Al borde del descanso, el mismo disparo que a Ozil se le fue al larguero se le fue dentro a Alves, un golazo , y el Madrid se fue al vestuario, con paz interior y un gran desasosiego exterior. Había jugado como nunca e iba perdiendo como siempre. ¿Y? Mejor así que irse 1-0 al descanso jugando como un miserable, atrancado atrás y llorando que venga mamá a salvarme. Perdía pero había demostrado, ya daba igual todo, que saliendo a jugar era incluso más que el mejor equipo del mundo. Mourinho tendrá la coartada de que perdieron pero eso al Bernabéu no le importa tanto si demuestras valor, riesgo y audacia, valores que siempre ha tenido el Madrid y que han estado secuestrados en los últimos clásicos.

En la segunda parte que parecía otra historia porque el desánimo cundía en las filas blancas, encontró a un Madrid admirable, un Madrid que nunca se rindió y siguió empujando aunque ya no tuvo tanto el balón como antes. Lo que no había encontrado en la primera parte, el acierto, lo encontró después. De nuevo Ozil sacó la varita y Cristiano acortó distancias . Al instante tocaron ataque general y Benzema puso el partido y la eliminatoria en un brete. Estuvo a punto del milagro que mereció, pero el árbitro, con una absurda expulsión,le frenó en seco. Acabó fuera, pero ganó mucho: autoestima y el convencimiento de que no es menos que el Barça, asunto nada baladí.