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«El dolor de Ivana no tuvo por qué aumentar pese a 82 puñaladas»

La defensa del ex novio de la mujer de Brunete desata la polémica el primer día del juicio

«El dolor de Ivana no tuvo por qué aumentar pese a 82 puñaladas» EFE

CARLOS HIDALGO

Orejas, cara, boca, garganta, hombro, codo, muñecas, espalda, muslos, rodilla, hígado, costado, pulmón... Así repartió Sergio González Moreno 81 cuchilladas sobre el cuerpo de su ex pareja, Ivana Sanz Fanego, de 37 años . La última, la número 82, fue directa al corazón. Y, tras esa horrible tortura, la que la mató. Lo narró el abogado de la acusación particular en este horrible crimen, que sacudió Brunete la tarde del 21 de enero de 2010. Ayer, el presunto asesino escuchaba este relato en la Sección 26ª de la Audiencia Provincial con la mirada perdida hacia el público. Ni se inmutó.

Su abogado, Javier Barreiro, que califica los hechos de simple homicidio y reclama que no ingrese en prisión por supuestos problemas mentales, argumentó: «No porque sean 82 puñaladas se aumenta de manera inhumana y deliberada el dolor. Si las dio en un minuto, no hay un excesivo sufrimiento de la víctima. Lo hizo de manera rápida y fugaz», dijo para echar por tierra que el crimen se practicara con ensañamiento, como mantienen todas las acusaciones. Un murmullo de indignación se apoderó de la sala, donde abundaban mujeres de la citada asociación.

La petición de 25 años de prisión por asesinato con alevosía y ensañamiento que hace la acusación popular, ejercida por la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, no le cambiaron el gesto a Sergio. Sólo se movió antes del inicio de la vista oral, para girar su silla y dar la espalda a las cámaras de televisión y prensa.

Según el Ministerio Público, días antes del suceso, Ivana había decidido romper la relación que mantenía con el procesado, quien le insistía en volver juntos, sin éxito. Aquella mañana, acudieron a desayunar juntos en una cafetería de Brunete y, luego, fueron a casa de Ivana, donde ambos consumieron cocaína. Sergio volvió a insistir con reanudar su relación. Ante la negativa, la apuñaló 82 veces con dos cuchillos y unas tijeras de cocina, además de una navaja. La mujer chilló e incluso llegó a salir al descansillo del bloque de viviendas; pero su verdugo la capturó, la volvió a meter en el piso e incluso cerró la puerta con llave, para que nadie la auxiliara.

Cuchillada en la tráquea

Una de las cuchilladas fue en la traquea («posiblemente, para que no gritara», opinó la acusación popular), aunque fue «una de las últimas» (a juicio de la Fiscalía) la que mató a Ivana. «Le ocasionó un sufrimiento innecesario y desmedido. No paró, pese a que sufría más», indicó el fiscal, en contra de la tesis de la defensa. El letrado del acusado insistió en que un informe psiquiátrico de 2009 le diagnosticó trastorno de la personalidad y enajenación mental transitoria.

«Sergio no se acuerda de nada de lo ocurrido», continuó su letrado, quien recordó «su desorden interior» para argumentar los hechos cometidos: su padre se suicidó de un tiro cuando el procesado tenía 3 años, y él mismo lo intentó dos veces en la adolescencia; algo que repitió en 2008, tras su primera separación. «Sergio no quiso matarla, sino acabar con la causa que al acusado le generaba ese trastorno de personalidad» , insistió el abogado, quien sostuvo que fue la primera herida la mortal.

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