Kalashov mejora su situación en prisión porque quiere ir a la escuela
El juez de Vigilancia Penitenciaria obvia que se le halló un reloj con teléfono incorporado
Zakhar Kalashov, el número uno de la mafia georgiana, condenado por el Supremo a nueve años de cárcel, seguirá internado por ahora en aislamiento en la cárcel de A Lama (Pontevedra) pero con un régimen de vida más flexible. Así lo ha acordado el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, quien ha tenido en cuenta, muy especialmente, que el recluso quiere ir a la escuela para aprender español, lo que también ha sido valorado de forma positiva por el Equipo Técnico de Régimen Cerrado. Curiosamente, en el auto del magistrado no se hace referencia alguna a que en febrero de 2010 se intervino al jefe mafioso un reloj con teléfono incorporado y que tiempo antes fue denunciado por ofrecer dinero a un funcionario de un centro penitenciario para hacerse con un teléfono móvil. A pesar de ello, se asegura que «su evolución es positiva» y que «la actitud ante los funcionarios es correcta»
La decisión del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria es consecuencia del recurso presentado por los abogados de Kalashov, Javier Gómez de Liaño y Dolores Márquez de Prado, que pedían la progresión de grado de su cliente por las «terribles e irreversibles secuelas físicas y psicológicas» que sufre al haber permanecido desde 2005 en régimen de aislamiento. En el mismo recurso los letrados criticaban la decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias de trasladarle desde la cárcel de Segovia a la de A Lama.
Hace deporte
El juez no entra en estas consideraciones y se centra en que la evolución de Kalashov, quien permanece ingresado en el módulo 14 de Régimen Cerrado de A Lama es positiva: «Realiza deportes diariamente. La relación con los demás internos del módulo es cordial. Ha solicitado asistir a la escuela al objeto de perfeccionar el idioma, siendo dicha petición valorada por el equipo técnico».
Y añade: «No le constan sanciones en su expediente; no tiene problemas con los internos del departamento, ni ha tenido conflicto alguno convivencial; la actitud con los funcionarios es correcta, y ha solicitado la realización de actividades, como es el caso de la asistencia a la escuela». «Todo ello —añade el magistrado José Luis de Castro— debe ser valorado muy positivamente y obliga a encauzar el tratamiento del interno a mayores cotas de movilidad y libertad dentro del centro».
Además, insta a la Junta de Tratamiento a «elaborar un plan de ejecución de dicho precepto que suponga una aproximación al segundo grado de tratamiento. Aprobado dicho plan de ejecución por este Juzgado y atendiendo a la evolución positiva del interno, en próxima clasificación se accederá al segundo grado».
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