Rescatan documentos que vinculan a la CIA con Muamar Gadafi
La posguerra en Libia ha sacado a la luz documentos que prueban la guerra sucia del Reino Unido y Estados Unidos en su batalla contra el terrorismo internacional

La posguerra en Libia ha sacado a la luz documentos que prueban la guerra sucia del Reino Unido y Estados Unidos en su batalla contra el terrorismo internacional. El mismo Muamar Gadafi, que ahora es un dictador y un tirano, fue un estrecho colaborador de los servicios de inteligencia más importantes de Occidente entre 2002 y 2007, según documentos desvelados por la organización Human Rights Watch (HRW) tras el registro del despacho de Musa Kosa, ex ministro de Exteriores huido a Londres en las primeras semanas de la revolución. La CIA y el M16 encontraron en Trípoli un aliado a quien enviar prisioneros para ser interrogados dentro de su red de vuelos secretos. El representante de HRW en Trípoli, Peter Bouckaert, afirmó que se trata de «una parte muy oscura de la historia de la inteligencia americana ya que queda probado sus lazos con un régimen tan represivo».
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Entre los archivos encontrados destacan dos apartados dedicados a Abdul Hakim Belhadj, antiguo emir del Grupo Libio Islámico de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés) y hoy comandante de las fuerzas rebeldes en Trípoli, que en los documentos aparece bajo su nombre de guerra «Abdullah al-Sadiq». La CIA contactó en 2004 con Libia para pedir que enviara dos hombres a Kuala Lumpur para escoltarle en su «viaje» de vuelta a casa y pidieron «acceso al preso» en suelo libio donde debía ser «tratado de forma respetuosa».
La detención de Belhadj
En una entrevista concedida a este medio , el propio Belhadj narró la detención por parte de los agentes americanos en Malasia tras su paso por Afganistán, las torturas sufridas a manos de los estadounidenses —que sus abogados ya han denunciado ante la Justicia internacional—, y los malos tratos en los seis años que pasó en Abu Salim, prisión de máxima seguridad del régimen. Bajo la acusación de ser miembro de Al Qaida «me tuvieron seis años en régimen de aislamiento, con manos atadas y ojos vendados», recordaba el actual comandante de las fuerzas de Trípoli, que en unos meses ha pasado de ser calificado «terrorista» a héroe de la nueva Libia. La CIA fue quien le entregó a Gadafi, pero a lo largo del encuentro repetía que «no es momento para venganzas, ahora los americanos están con Libia y el país es más importante que mi persona».
Las calles de Trípoli comenzaron a vaciarse de los milicianos llegados de Misrata, Zintan o Zawiya y los agentes de Policía, ayudados de los rebeldes de la propia capital, van ocupando su lugar de forma progresiva. Las fuerzas rebeldes se concentran ahora en el cerco de las cuatro zonas gadafistas que resisten en el país. El presidente del Consejo Nacional Transitorio, Mustafá Abdul Jalil, aseguró que «nuestro objetivo es evitar un baño de sangre y por eso hemos alargado el ultimátum una semana más». Sirte, Bani Walid —donde según los últimos rumores se encontraría Gadafi—, Jufra y Sabha tienen de plazo hasta el próximo sábado, si para entonces no aceptan a las nuevas autoridades rebeldes habrá guerra.
Fondos para Bengasi
Mientras rebeldes y gadafistas negocian sobre el terreno, el «Grupo de amigos de la nueva Libia» celebrará su próxima reunión el día 20 de septiembre en Nueva York. En la cita de París del pasado jueves, la comunidad internacional acordó descongelar los fondos retenidos al régimen libio y el Reino Unido anunció que en un plazo de una semana llegarán a Bengasi mil millones de euros, sólo una primera parte de los más de cuarenta mil que permanecen en cuentas occidentales.
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