Suscribete a
ABC Premium

EL DEDAZO DE ZAPATERO

La penúltima renuncia

El zapaterismo era más un estilo que un proyecto. El actual presidente del Gobierno no tenía experiencia ni formación; ni siquiera una biografía política relevante

La penúltima renuncia

IGNACIO CAMACHO

La última de sus renuncias, y la penúltima de sus transformaciones, ha llegado en forma de dedazo sucesorio, el procedimiento que siempre criticó al Partido Popular. Bien es cierto que se trata de una decisión forzada por una conjura de barones del partido, una especie ... de putsch de coroneles decididos a arrebatarle de facto el poder a cambio de permitir que agote —más o menos— la legislatura. Pero José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que tragarse otro cáliz de contrariedad consigo mismo, un año justo después de la amarga reconversión que le impuso en forma de ajuste socioeconómico la Unión Europea. Fracasado en su apuesta de proteccionismo socialdemócrata, obligado a renunciar uno tras otro a los principios que proclamaba con gran solemnidad retórica, repudiado casi hasta la fobia por los electores y al final sometido por sus propios correligionarios, el presidente ha consumido otro sorbo de cicuta como colofón de doce meses de descalabro. Ya era, desde que anunció su retirada —también presionado por la impaciencia de la nomenclatura socialista—, un presidente interino. Pero desde ayer es, simplemente, una figura decorativa, una marioneta, un guiñapo político.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia