Las autonomías entran en la guerra por el pasivo con sus «bonos patrióticos»
Las regiones buscan financiación colocando entre los ciudadanos títulos de deuda que rinden hasta el 4,85%
MONCHO VELOSO
Primera lección de la crisis: se acabó el dinero fácil. Y es para todos. Con el mercado de financiación mayorista funcionando con cuentagotas, la banca y las administraciones públicas se las ingenian para solventar su escasez de recursos. Se antoja que la solución pasa por ... recurrir al inversor minorista. Esto es, a particulares y familias, que con el mercado inmobiliario por los suelos buscan dónde colocar ahora sus ahorros para que rindan mejor. Bancos y cajas se han enzarzado en una guerra para captar su atención con depósitos que ofrecen unos intereses, en muchos casos, de hasta el 4,5%. Pero les ha salido un duro competidor: las comunidades autónomas se han lanzado a emitir deuda pública entre los ciudadanos ofertando rentabilidades más jugosas. Al menos siete autonomías han salido al mercado con sus «bonos patrióticos», que rinden a una media del 4,75%. La Generalitat Valenciana, a través del Instituto Valenciano de Finanzas, cerró 2010 colocando 1.500 millones en bonos a un año y al 4,75% entre pequeños inversores. El Gobierno catalán, por su parte, colocó esta semana títulos por 776 millones, una cuarta parte de los 2.700 millones (ampliables a 3.360) que quiere distribuir entre minoristas. Los bonos a doce meses colocados tienen una remuneración del 4,25%; las obligaciones a dos años, del 4,75% anual.
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No fueron las únicas. Hasta el pasado febrero, Baleares lanzó 300 millones en títulos que rinden al 4,75%. Es el mismo interés que pagará la Junta de Castilla y León por sus títulos a cinco años, de los que este mes ha colocado 60 millones. El Gobierno vasco, por su parte, emitió, en 2010, 173 millones en bonos a cinco años con un cupón anual del 3,99%, y 77 millones en bonos a 15 años al 4,60%. En marzo de 2010, la Junta de Andalucía tardó menos de cuatro horas en colocar 900 millones en títulos a diez años con una rentabilidad del 4,85%. Unos días después, la Xunta de Galicia cerró, en una hora, una emisión de 500 millones en obligaciones a diez años al 4,805%.
«Superdepósitos»
El éxito de tiempo y demanda con que se cierran estas operaciones se explica, por una parte, por el alto rendimiento ofrecido a los ciudadanos. «Es que su rentabilidad está por encima de los depósitos bancarios», compara Iker Goicoechea, de Analistas Financieros Internacionales (Afi).
Mientras los «bonos patrióticos» rinden en torno al 4,75%, los depósitos empleados por bancos y cajas en su particular guerra por el pasivo rara vez llegan a superar una rentabilidad del 4,5%. Santander, CatalunyaCaixa y Bankia, las entidades financieras más activas ahora mismo en esa batalla, no ofrecen más que eso. «Comprar duros y venderlos a cuatros pesetas no es un buen negocio», advirtió la pasada semana Isidro Fainé, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), sobre esa estrategia comercial.
Aun así, el también presidente de La Caixa dio una vuelta de tuerca al concepto negativo de «guerra por el pasivo» y lo presentó como una alternativa beneficiosa para las finanzas personales de ahorradores y jubilados que buscan rendimiento a su pasivo y temen la volatilidad de la Bolsa. «Cuando hablamos de guerra de depósitos nos olvidamos de los jubilados, los que ahorran y buscan algo más de rentabilidad», explicó Fainé el pasado miércoles durante la presentación de los resultados anuales del sector de las cajas de ahorros.
Sin embargo, los «bonos patrióticos» tendrían otro atractivo a su favor frente a los depósitos bancarios. «Pueden levantar un sentimiento regional», dice Goicoechea. En su habitual operación de marketing para colocarlos, las autonomías no dudan en emplear lemas que despierten ese ánimo. «Invierte en “seny”, invierte en lo que somos», rezaba el empleado por Cataluña en octubre de 2010, llamando al «sentido» catalán.
La banca, un buen socio
Los analistas explican que además la deuda autonómica suele emitirse con un plazo de vencimiento más largo —hasta diez o doce años—, mientras con los depósitos bancarios los beneficios se recogen al cabo de seis meses o un año y en no pocas ocasiones su rentabilidad está ligada a la variable cotización de determinadas empresas. El interés de los «bonos patrióticos» es fijo, pase lo que pase.
«Aunque su éxito se debe fundamentalmente a que son comercializados por las entidades bancarias, que tienen gran alcance», apunta Goicoechea. La Caixa, CatalunyaCaixa, Sabadell, Barclays, Unnim, Deutsche Bank, Banco Pastor, CAM, Bancaja, Ibercaja... Bancos y cajas actúan de intermediarios entre los gobiernos autonómicos y los ciudadanos en la colocación de los «bonos patrióticos», a cambio, de una jugosa comisión.
Y mientras las autonomías continúan emitiendo, su nivel de endeudamiento aumenta. Según los datos del Banco de España a cierre de 2010, acumulan una deuda de 115.455 millones, un 33,8% más que un año antes. De ellos, 51.898 millones —un 35,7% más que en 2009— corresponden a títulos colocados entre inversores minoristas y mayoristas durante el año en que se desató la crisis de la deuda.
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