RECUERDA QUE TAMBIÉN ENGAÑÓ CON LA T-4
El Gobierno pide que no se dé veracidad a la banda
El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, eludió pronunciarse sobre las actas de ETA relacionadas con el «caso Faisán», porque no hay que dar publicidad a una banda terrorista que, además, no tiene ninguna credibilidad.
Por ello, reiteró que el Gobierno «ni comenta ni hace valoraciones» de comunicados o documentos de ETA. «Todo demócrata conoce la veracidad de los papeles o documentos de la banda».
Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, dijo que «lo más importante» es que «los terroristas están en prisión» y el caso «en los tribunales». Fuentes gubernamentales subrayan, en este sentido, que «ETA sí miente». Por ejemplo, cuando en otra acta aseguró que las conversaciones de Loyola se rompieron porque PSE y PNV se levantaron de la mesa, y fue la propia banda la que ordenó a Otegi la espantada. O cuando en diciembre de 2006 quedó emplazada con el Ejecutivo a una nueva reunión dentro del «proceso» y días después dinamitó la T-4. O cuando, siempre de acuerdo con las mismas fuentes gubernamentales, en uno de los comunicados de septiembre aseguró que hacía meses había decidido cesar «las acciones armadas ofensivas» para encubrir su falta de capacidad operativa. «Y cuando simula que no tiene nada que ver con Sortu, pese a ser obra de ETA».
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