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El plan estratégico de Barack Obama

En nombre del presidente de los Estados Unidos, la secretaria de Estado hacía pública el jueves la National Security Strategy 2010, NSS, primer plan desde que en 2002 el presidente George W. Bush propusiera el suyo, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El Pentágono y el departamento de Estado han trabajado día y noche en el proyecto, con aportaciones de Interior, Homeland Security, Tesoro, Energía, Comercio y decenas de agencias federales. Lean este documento, 57 folios a un espacio.www.whitehouse.gov/national_security_strategy.

Obama se ha distanciado de su predecesor, pero no en todo. América debe mantener las fuentes de su fuerza dentro de sus fronteras. Desde el plan estratégico anterior han transcurrido ocho años: pero los últimos han sido atravesados por una gigantesca grieta, a la que las dos anteriores presidencias no eran, digamos así, del todo ajenas.

La seguridad nacional o global no se mantendrá sin integrar capacidades militares y no militares. Y en ese frente las fuerzas armadas han de entremezclarse progresivamente con la diplomacia, la cooperación al desarrollo, la inteligencia y los jueces. Aplicar la ley vigente allí donde se esté: este no es un medio, sino un fin en sí mismo.

Un asunto teórico, pero no tanto: enfrentamiento entre saber prehistórico (terroristas de Al Qaeda) y saber posindustrial. El hombre del sílex dice defender la independencia de su país. Pero no estamos para planteamientos simples. Ustedes han dado apoyo a Al Qaeda y Al Qaeda nos ha echado abajo las Torres Gemelas.

Borrar del diccionario la palabra guerra tiene poco sentido. Las tropas españolas en Afganistán viven hoy situaciones extremas, dispuestas a defenderse y a atacar. Como ocurre con las tropas americanas, británicas, canadienses, francesas... Es siempre peligrosa la deformación del lenguaje. España no está solo en misión de paz: su primera función no consiste en vacunar a niños ni en enseñar las virtudes democráticas a los jefes tribales del Hindu Kush. La fuerza expedicionaria está en guerra contra Al Qaeda, contra el tráfico de heroína, la corrupción.

La NSS Obama se enfrenta a la política unilateral de su antecesor. Rechaza la guerra preventiva. Y defiende una política de alianzas, la OTAN en primer lugar. Pero se abre a nuevos acuerdos, desde Brasil y Suráfrica hasta India, con 1.280 millones de habitantes, y su vecino, el pequeño y civilizado Omán.

Cuatro capítulos. De dónde procede América, pág. 9. Extremismos violentos en Pakistán-Afganistán, pág. 21. Reforzar la Ciencia, Tecnología e Innovación, pág. 31. Gastar con tino los dólares del contribuyente, pág. 34. Oímos al escribir alguna silenciosa carcajada. Pero Obama vive rodeado de gentes duras, Rahm Emanuel, James Jones, Robert Gates... Recuerden aquella escena de «El Padrino» en la que el enviado de Corleone llega a la barra del bar, mete una mano en el bolsillo, la otra mano en la barra. El camarero, enfrente, finge coger una botella arriba, el puñal cae como un rayo y clava la mano del asesino en la madera mientras es estrangulado con una media y perforado su hígado por un tercer colaborador; tomen nota.

Dos, algunos países olvidan la aportación de América en años duros, 1942-45. Más de 500.000 muertos, incontables inválidos y enfermos sin cura en una guerra en la que la generosidad también contó. Hoy la guerra ha cambiado: 1.783 muertos en Afganistán, proyectados en un mundo mediático. Rusia, 26 millones de bajas en 1940-45. Siete millones de alemanes. Algunos olvidan, América no olvida. Se trata hoy de arrancar las raíces de Al Qaeda y sus afiliados en Afganistán, Pakistán, Chad o Mauritania. De otro modo no nos protegeremos.

Tres, Ciencia e Innovación. Papel de América como fábrica de descubrimientos científicos. Enfermedades pandémicas, cambio climático, escasez de recursos: todo esto demanda innovación. Por eso, en tiempos de crisis, la Administración americana invierte enormes cantidades en energías alternativas, renueva la educación en matemáticas y ciencias, busca la cooperación internacional. Lo cual es más visible en una era de interconexión instantánea.

Y cuarto, todo gobernante que aspire no solo a ganar elecciones, sino a gobernar, ha de pensar cada día en los proyectos a largo plazo. Seguridad y defensa se entrelazan con responsabilidad fiscal. Todo presupuesto obliga a elegir. Elegir medios y fines, mayor transparencia, reducir los retrasos. Un capítulo para meditar, de apenas trescientas palabras.

Obama ha tomado al fin un camino en Afganistán. «Este compromiso no es un fin en sí mismo. Buscamos una evolución del orden internacional, un orden capaz de responder o de adelantarse». Robert M. Gates, secretario de Defensa, explica la interacción de necesidades y capacidades defensivas y sus medios instrumentales: los UAV, Unmaned Aerial Vehicle, seguidos por los más complejos UAS -vehículos y sistemas-, son guiados por la red de satélites militares de la OTAN. De otra parte, pequeños vehículos reptantes, buscadores de minas. Todo esto exige una tecnología no ya avanzada sino rápidamente adaptable. Porque el enemigo responde y, en algún sector, también es avanzado. Las nuevas tecnologías no resultarán tan caras como los portaaviones de 90.000 toneladas. Gates compara con sencillez y gracia: hay un cierto margen para operar.

Leemos en Guerras posmodernas, un libro breve de Jesús Manuel Pérez, recién publicado por ediciones El Cobre: «Vivimos en un mundo en el que Amnistía Internacional recurre a satélites para vigilar Darfur, los cárteles de la droga colombianos utilizan submarinos de construcción propia con tecnologías obtenidas de la mafia rusa para introducir droga en Estados Unidos, y grupos terroristas emiten comunicados vía Internet. El coste de entrada en la arena internacional es cada vez menor».

Desde la evaporación de la Unión Soviética, el cambio de las alianzas ha abierto un panorama del todo nuevo, difícil de comprender. Desde 1989, sabemos algunas cosas: Rusia amenazaba, hace cuarenta años, con invadir Alemania con 3.000 tanques en menos de una semana: hoy sabemos que era tan solo un sueño. Stalin, Khruschev, Breznev y Andropov lo sabían. Mejor que nadie lo sabía Gorbachov. Casi de golpe, en veinte años, la guerra se ha tornado irreconocible. El jefe talibán Baitullah Messud descansaba en su azotea paquistaní, creyéndose a resguardo, y no lo estaba: un UHV lo partió por la mitad.

No nos perdonen, por favor, la vida. Dos conclusiones de Barack Obama, Libertad y Justicia, Liberty and Justice. Quizá algunos sonrían. Pero un mundo en el que se pueda pasear, ir al cine, tomar una caña, tiene una atracción, un incalculable poder de arrastre para miles de millones de chinos, indios, nigerianos o rusos.

Digámoslo como es: Obama no vive apegado a la tierra. Está conectado al universo. Algunos lectores nos entienden. En este siglo, del que faltan noventa años, no será fácil superar su sabiduría, prudencia e intuición. Obama es un prodigio. Mal escrito en sánscrito, Om namah shivaya, reconocemos su parte de divinidad.

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