Adiós al oasis catalán de Montilla
IVA ANGUERA DE SOJO
BARCELONA. El bombazo lanzado esta semana por el consejero de Educación de la Generalitat, Ernest Maragall -«Cataluña está fatigada del tripartito», vino a decir- ha vuelto a hacer visible como nunca la brecha entre el sector más catalanista y el más ... obrerista del PSC. Pero se ha quedado ahí. No hay propuestas en firme sobre un nuevo liderazgo ni apuestas serias por la «sociovergencia», lo que ha sembrado en las filas socialistas, y también en sus socios, desconcierto político.
Una falta de propuestas, más allá de las tradicionales reivindicaciones de este sector, que obliga a pensar en una «toma de posición» con la vista puesta en las próximas elecciones. A la espera de ver qué sucede el próximo otoño, el sector catalanista marca terreno e intenta recuperar protagonismo. Si el aparato del partido tiene razón, y la plataforma presidencial es suficiente para salvar el resultado electoral, no se habrán roto los puentes con José Montilla. Pero si se cumplen los augurios de los sondeos y CiU envía al PSC a la oposición, podría ponerse en cuestión el liderazgo de la actual dirección socialista.
En todo caso, hay serias dudas sobre la continuidad de José Montilla como jefe de la oposición en caso de perder las elecciones, puesto que sería la primera vez que el ex presidente de la Generalitat emprendiera el camino de los bancos de la oposición, algo que no hicieron ni Jordi Pujol ni Pasqual Maragall.
Primeros movimientos
Cuando el eurodiputado del PSC Raimon Obiols lanzó en diciembre de 2008 su «Conferencia Abierta», la clase política vio en ella la recuperación del «ala catalanista» del PSC. Un nuevo intento de dar forma a un grupo huérfano tras la retirada de Pasqual Maragall, pero que sigue contando con algunos de los nombres más prestigiosos del socialismo catalán, desde Ferran Mascarell a Antoni Castells, pasando por el propio Obiols, ex primer secretario del partido, o el PSC de Gerona que lideran Joaquim Nadal y Marina Geli. Y, por supuesto, Ernest Maragall.
De hecho, este movimiento nació apadrinado en cierto modo por el «aparato» de Nicaragua que encabeza Montilla, consciente de la necesidad de mantener la pátina catalanista del PSC para no perder a una parte de electorado. Dar visibilidad a esa «familia» socialista era, en este sentido, la manera de evitar que los electores catalanes vieran al PSC como una simple federación más del PSOE, algo difícilmente compatible en Cataluña con la presidencia de la Generalitat.
Pero la «Conferencia Abierta» no ha conseguido articularse en la plataforma de opinión que esperaba el grupo liderado por Castells. Ello explica, en parte, la polémica conferencia de Ernest Maragall en la que esta semana arremetía contra «un sistema de partidos que ha derivado hacia la endogamia, la consolidación de estructuras internas con tendencia a la autorreproducción».
Los catalanistas del PSC seguirán pues en sus cuarteles de invierno, por lo menos hasta el día después de las elecciones autonómicas. Pero habrá que ver cómo discurre este lunes la reunión de la Ejecutiva del PSC, en la que Castells y Montserrat Tura tendrán ocasión de expresar su apoyo a Maragall más allá de los corrillos periodísticos. Y el presidente podrá aclarar hasta dónde llega su permisividad con el «diálogo interno».
Los sondeos auguran la derrota del tripartito, lo que llevaría al sector catalanista a buscar una nueva oportunidad al frente del partido tras las elecciones
La «Conferencia Abierta» de Raimon Obiols no ha obtenido la proyección esperada por el grupo
La Ejecutiva del PSC de mañana lunes será el primer encuentro de la dirección socialista tras la polémica
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