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Cuarenta años de postguerra

El viajero se encuentra desarmado frente al policía del aeropuerto internacional de Moscú. Ha confesado, sí, que lleva en la maleta una lata de caviar no declarada. El guardia le escruta y luego examina el contenido de la maleta a través de rayos X. El ... viajero ha llegado con la lengua fuera a Sheremetievo, y teme perder el vuelo. No ha encontrado ningún taxi. Tampoco, el servicio paralelo que le han sugerido como alternativa: profesionales que utilizaban su coche particular para obtener un sobresueldo. «Para cualquier coche y di el nombre del aeropuerto. Eso bastará». Han parado dos o tres, pero se han negado a llevarle. Con la hora pegada al culo, ha vuelto al hotel del Comité Central donde ha asistido a un seminario internacional. Finalmente, el chófer de un coche oficial sin nada mejor que hacer se ha ofrecido a llevarle. Llegan por los pelos.

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