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Montescos y Capulettos

DADO que al parecer el PP está dispuesto a ofrecerse como gran espectáculo de la política nacional y hacerse a la vista del público el harakiri colectivo con navajas cabriteras, debería al menos contratar a un director de escena para que ordene el tráfico de ... los actores y no se pisen unos a otros los papeles con el ardor arrebatado de meritorios y principiantes. Es tal el ímpetu dramático de sus dirigentes que no se conforman con una sola obra en cartel; el éxito de la función Gürtel les debe de haber estimulado a estrenar en simultáneo la tragicomedia de Cajamadrid, y así los espectadores poco aficionados al género fallero-picaresco pueden concentrar su interés en un drama de altas pasiones políticas y financieras, con odios africanos, rivalidades de clan tipo montescos y capulettos, intrigas de espionaje y otros viscerales ingredientes clásicos de este tipo de culebrones. Pero se han entregado tan fogosamente a la tarea que ni siquiera ordenan los capítulos y se atropellan en una altisonante batahola propia de un vodevil de tercera.

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