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La enmienda

NO creo revelar un gran secreto si les digo que he tenido infinitas dificultades para soportar personal, política e intelectualmente al ya hoy lehendakari Patxi López. Es más, casi podría asegurar que mi animadversión hacia su actitud en el pasado hacia el Partido Popular y ... sobre todo las asociaciones de víctimas del terrorismo se acercó mucho a la que siempre he profesado a su antecesor, un personaje que no voy a entrar ahora en calificar porque el código penal rige para todos y al parecer últimamente un poquito más para los periodistas. Las mujeres supuestamente maltratadas pueden enviar con mentiras a la cárcel y a la ruina a sus maridos para montarse un divorcio conveniente y expeditivo pero algunos periodistas pagan hoy multas por decir no mentiras sino opiniones. Multas que los dejan tiesos a muchos de ellos pero ante todo cumplen la perfecta función de disuadir de la opinión. Cierto es que en Marruecos, Arabia Saudí o Irán te tratan peor. Pero lo cierto es que aquí la vocación intimidatoria de gobernantes y otros poderosos crece casi tanto como el paro. Aunque las amenazas sean siempre queridas y el desempleo un daño colateral del mundo de nuestro gran Alicia.

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