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El sindicato del miedo

CON cuatro millones de desempleados en la EPA y una caída del 3 por ciento en el Producto Interior Bruto, los sindicatos han decidido celebrar el Primero de Mayo manifestándose contra un fantasma. Cómplices de la inacción del Gobierno ante la crisis, prefieren dedicar su ... ritual movilización obrera a protestar contra un asunto evanescente que ni siquiera está en la agenda de la oposición. La idea de la reforma laboral, que tampoco incluye necesariamente el abaratamiento del despido, la ha lanzado por su cuenta la patronal, un «lobby» tan subvencionado como las centrales sindicales y tan poco operativo como ellas, y la han suscrito algunos gurús de la socialdemocracia a quienes resulta difícil clasificar como adalides del capitalismo. Pero el sindicalismo de izquierda gobierna en coalición con el Partido Socialista y no tiene libertad para pedir al poder unas políticas eficaces contra el desempleo. Necesita inventarse conspiraciones contra la clase trabajadora para justificar su presunto papel reivindicativo, cuando en realidad se ha convertido en un grupo de presión que bloquea cualquier iniciativa reformista.

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