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Tengo una respuesta para ustedes

EL programa se llama «Tengo una pregunta para usted», pero Zapatero lo convirtió en «Tengo una respuesta para ustedes». Una sola. No importaba que la pregunta fuese sobre el paro, los discapacitados, la violencia escolar o la venta de armas. Él contestaba siempre lo mismo. ... A saber: «Le agradezco su pregunta. Es un tema importante que me preocupa. Estamos tomando medidas para él. Con unidad de todos, estoy seguro de que lo resolveremos». O sea que el presidente del Gobierno sigue instalado en el optimismo, sigue convencido de que la crisis es pasajera y de que sus medidas bastan para superarla. Se notaba la frustración de los inquiridores, pero él, a lo suyo, amplias sonrisas, grandes gestos, aseveraciones con la cabeza, sin aportar nada nuevo. A preguntas específicas, reales, dramáticas algunas de ellas, respuestas genéricas, almibaradas, pomposas, respuestas que no eran respuestas, sino verborrea política, párrafos de mitin. Para resumir: el Zapatero de siempre, el querubín de La Moncloa, el vendedor de humo, el que ante un problema personal sale por los cerros de Úbeda de la macroeconomía.

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