Zapatero intenta recuperar la imagen de España como amigo de EE.UU.

Quizás, lo más llamativo es que ayer, en su primer acto en la capital financiera del mundo, en el exclusivo hotel Wardolf Astoria, el presidente del Gobierno no recurrió, como ha hecho recientemente en varias ocasiones, a echar las culpas de la crisis global a la economía norteamericana. Zapatero era consciente de que le escuchaban altos directivos de empresas que, en su conjunto, ocupan a 33.000 personas en España y no debió considerar conveniente molestar en exceso.

Panorama idílico

Por eso, prefirió presentar ante sus interlocutores un panorama idílico de la situación en España, aun reconociendo que el crecimiento económico en nuestro país ha sufrido lo que, eufemísticamente, llamó un «frenazo», y que tenemos un sector inmobiliario demasiado grande y un déficit exterior muy elevado. Sin embargo, dicho esto, puso su afán en ofrecer datos para demostrar que «España tiene el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional», una cuentas públicas saneadas y un proceso de internacionalización en marcha hasta el punto de que «es la segunda economía más abierta de la Unión Europea, después de Alemania, con una tasa de apertura del 60 por ciento». Aventuró que prontó recuperará la senda del crecimiento del tres por ciento

A por Francia y Alemania

Zapatero subrayó también que España es la octava potencia económica mundial y ha alcanzado una renta per cápita de 35.000 dólares, por encima de la media europea, lo que le ha hecho superar a Italia, «cosa -dijo- que deprime mucho al primer ministro italiano. Silvio Berlusconi».

Pero el jefe del Ejecutivo no paró ahí, sino que lanzó un aviso a su «amigo» Nicolas Sarkozy, diciendo que aunque «no lo quiera oír», debe saber que el objetivo de España es superar a Francia en renta per cápita «en tres o cuatro años». Incluso, veladamente, advirtió a Angela Merkel de que España se acerca a Alemania, porque hace cuatro años estaba a 16 puntos de distancia y hoy sólo está a 6.

Confianza

La última parte de su intervencion estuvo dirigida a Estados Unidos, asegurando que va a dar a los empresarios norteamericanos «más motivos para que permanezcan e incrementen su presencia en España». Uno de los activos que presentó fue el alto grado de concertación social entre Gobierno, sindicatos y patronal, «lo que hace -dijo- que haya paz social y escasa conflictividad».

No obstante, el jefe del Ejecutivo hizo hincapié en que las empresas españolas están también cada vez más presentes en Estados Unidos, llegando a alcanzar en 2007 los 23.000 millones de euros de inversiones, sobre todo en el sector financiero, las infraestructuras y la energía. En este punto, señaló que desde hace sólo unos días, una empresa española suministra la electricidad a Nueva York. «Y esperamos que funcione bien, claro», afirmó.

El segundo acto de la jornada congregó a un público interesado en las relaciones internacionales, incluidos veinte alumnos de la escuela militar de West Point, que escucharon a Zapatero asegurar que España quiere ser un «buen amigo de Estados Unidos» y que desea que Madrid y Washington trabajen de manera conjunta en muchas partes del mundo.

El presidente del Gobierno, que no dudó en citar la retirada de las tropas españolas de Irak como ejemplo de que es un gobernante que cumple su palabra», tiene la vista puesta en la proxima Administración norteamericana, con la que espera tener una mejor relación que con la saliente de George Bush.

Decálogo

Así que ayer ofreció un decálogo de mensajes sobre lo que quiere sea la política exterior española, especialmente en sus relaciones con Estados Unidos. En síntesis, Zapatero señaló que la relación con Washington es fundamental para España y para Europa, por lo que durante la presidencia española de la UE, en 2010, se va a esforzar en reactivar el vínculo trasatlántico.

El presidente del Gobierno habló también de la necesidad de una «acción concertada» entre España y Estados Unidos, en concreto en Iberoamérica, y ofreció su colaboración y los contactos que nuestro país tiene en el mundo árabe para ayudar a una solución al conflicto de Oriente Próximo.

De igual modo, abogó por la cooperación policial y de inteligencia en la lucha contra «el terrorismo fanático que invoca el Islam», y no dejó pasar la oportunidad de «vender» la Alianza de Civilizaciones, ni su apuesta por el multilateralismo, así como por el fomento del español. Terminó subrayando su determinación de cumplir los compromisos de los Objetivos del Milenio para erradicar la pobreza y el hambre en el mundo.

También ayer participó en la presentación de los resultados del Fondo de 528 millones de euros que España aporta al PNUD.