«Nos decían que cuando tienes hijos se acaban los viajes, pero es mentira»

¿Cómo se compagina hacer un viaje tal largo con llevar contigo a dos niños de 17 meses y 5 años?

Sobre todo nos centramos en movernos a nuestro ritmo . Algo que teníamos claro es que no madrugaríamos en exceso para visitar lugares o ceñirnos a horarios, queríamos que los niños descansaran bien. Obviamente, hay que adaptar los planes, pero eso también nos permitió disfrutar más. Un ejemplo de esto fue cuando visitamos el cráter del volcán Bromo , en Indonesia. Normalmente, los turistas van a ver el amanecer y se masifica, pero en nuestro caso, al ir a mediodía, pudimos disfrutar mucho más, porque apenas había gente.

¿Cómo surgió la idea de emprender esta aventura?

Nosotros ya habíamos hecho viajes largos antes de ser padres. Al tener nuestro primer hijo, nos dejamos llevar por la sociedad y pensamos que hacer ese tipo de salidas ya había quedado relegado a nuestra vida anterior, y cuando   Magí, nuestro hijo mayor, tenía dos años, vimos un documental de familias viajeras. Ahí algo se nos despertó y pensamos que «si estas familias pueden hacer viajes con hijos, ¿por qué no nosotros». Después de aquello comenzamos a maquinar la manera de cómo podríamos organizar un viaje largo.

¿Cómo era vuestra vida antes de viajar a Asia?

Antes del viaje, yo era trabajadora social y Jaume, farmacéutico . Cuando nosotros decidimos embarcarnos en esta aventura,   Magí tenía dos años, pero nosotros no teníamos ahorros para emprender un viaje de estas características, así que tuvimos que encontrar la manera de financiarlo. Tardamos tres años y medio en ahorrar para poder estar un año viajando sin generar dinero, porque nos era imposible continuar con nuestros oficios de manera online. Durante todo el tiempo en el que estuvimos ahorrando, decidimos mantenerlo en secreto .

¿Y cuál fue la reacción de vuestros amigos y familiares al plantearles la idea?

Fue tan solo seis meses antes del viaje –cuando ya habíamos comprado los billetes de solo ida a Singapur– cuando se lo comunicamos a todos. Calló como una bomba porque ya estaba todo pensado y diseñado, los vuelos comprados y las excedencias en nuestros trabajos pedidas, ya no había vuelta atrás. Fue como un jarro de agua fría , sobre todo en nuestras familias, porque la diferencia es muy grande entre irnos solos a partir con sus nietos, sobrinos o primos. Siempre nos apoyaron, pero al darles la noticia fue como darles la mejor noticia de nuestra vida y la peor de la suya.

¿Qué significa viajar para vosotros?

Los viajes forman una parte muy importante en nuestra vida, pero siempre nos dijeron que no podríamos hacerlo tras tener hijos, y nos llegamos a creer ese discurso. Nos aconsejaban que viajásemos mientras pudiéramos, porque al ser padres «se nos acabaría el chollo». Finalmente nos dimos cuenta de que no, de que nos habían metido una idea en la cabeza que no cuadraba con nosotros.

¿En algún momento os planteasteis no hacerlo por miedo a llevar a los pequeños con vosotros?

Los miedos nos acompañaron durante todo el proceso, no conseguimos librarnos de ellos ni un solo día (ríe). Lo que ocurre es que nuestra ilusión era tal que decidimos que no nos frenaran. Una vez tomamos la decisión, nunca nos planteamos volver atrás.

¿Cómo cambió vuestra vida este viaje?

El viaje fue muy revolucionario para nosotros en muchos aspectos. A la vuelta nos dimos cuenta de que nuestra vida anterior ya no iba con nosotros, porque nuestra escala de prioridades había cambiado. Ahora queremos estar más presentes en la vida de nuestros hijos, pasar tiempo en familia y disfrutar de ellos, porque son lo mejor que tenemos. Comenzamos a reinventarnos profesionalmente para tener unos trabajos más flexibles que nos permitan tener más libertad. Yo ahora me dedico a nuestro blog de viajes y tengo un negocio de cosmética natural que puedo desarrollar desde cualquier parte del mundo, y Jaume sigue trabajando como farmacéutico.

¿Por qué escogisteis Asia?

Es un continente del que estamos enamorados. Es muy fácil viajar por el sudeste asiático , creemos que es un continente muy seguro y, por tema económico, sabíamos que si viajábamos a Asia el dinero del que disponíamos nos permitiría estar más tiempo allí.

¿Qué zonas recorristeis?

Comenzamos tan solo con un billete de ida a Singapur, y el resto lo fuimos planeando sobre la marcha . Tras visitar el país, la ruta final siguió por Filipinas , Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia, Indonesia y tres meses en Australia. A la vuelta volvimos a visitar Singapur y Vietnam, y terminamos en Hong Kong. De todos ellos aprendimos cosas positivas, pero seguramente los dos países que más disfrutamos serían Malasia y Australia . El primero porque es un país muy completo: tiene islas paradisiacas, selvas, ciudades brillantes, y una muy buena gastronomía y es muy cómodo viajar con niños, hay muchas opciones para ellos. En Australia pudimos ver muchos animales en libertad , está muy enfocado a las familias y a vivir de cara a la naturaleza.

¿Cuál es el mejor recuerdo que os lleváis del viaje?

Tenemos muchísimos recuerdos, pero hay dos que sobresalen por encima del resto. El primero de ellos es poder hacer esnórquel en la gran barrera de coral, en Australia . Magí, de 5 años, lo hizo con nosotros, y a Alguer, el pequeño de 17 meses, lo metimos y chapoteó en el agua para disfrutar también con él. La segunda fue la visita al volcán Bromo , en Indonesia. Fue una de las experiencias más mágicas que hemos vivido viajando juntos en familia.

¿Cuál fue el mayor aprendizaje que sacaron de esta experiencia?

Creo que el mayor aprendizaje que me he llevado de nuestro viaje es que, si los sueños se trabajan, se consiguen . Los sueños no llegan solos, pero si realmente les ponemos foco y luchamos por ellos, acaban llegando. Realmente somos capaces de todo , tan solo tenemos que proponérnoslo para darnos cuenta de que podemos conseguir cosas que en un principio pensábamos que no eran para nosotros.