El último Boeing 747: el final de 'la Reina de los cielos', una leyenda de la aviación

J. F. Alonso

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01/02/2023
Actualizado 02/02/2023 a las 10:13h.

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El último día de enero de 2023, martes, será recordado como el final de una leyenda del cielo. La empresa estadounidense Boeing entregó el último B747 en una ceremonia prevista para la última hora del día en España en la que estaban invitados miles de empleados actuales y de otras épocas, emocionados quizá por el paso del tiempo, quizá por lo conseguido en medio siglo de historia apasionante. La compañía de carga Atlas Air incorpora a su flota un B747-8F con el que se cierra oficialmente la producción de una de las aeronaves más emblemáticas del siglo XX.

El 747, conocido como la ‘Reina de los cielos’, fue el primer avión de dos pasillos, de fuselaje ancho, que “permitió que más personas volaran más lejos, más rápido y de manera más económica que nunca”, según la compañía. Su joroba se convirtió en una silueta reconocible, un símbolo -más allá de la estética- de gran ingeniería e innovación, aunque su lanzamiento no estuvo exento de problemas (la crisis del petróleo, el elevado precio de cada modelo, la necesidad de llenarlo para que fuera rentable, la dificultad para aterrizar en algunos aeropuertos...).

En la puesta en marcha del primer 747 trabajaron unas 50.000 personas. Los llamaron ‘los increíbles’: trabajadores de la construcción, mecánicos, diseñadores, ingenieros y personal de administración que hicieron historia en la aviación al construir en unos dos años, a finales de la década de 1960, el avión civil más grande del mundo (lo fue hasta la llegada del Airbus A380). Fue necesario, por ejemplo, levantar una planta de ensamblaje de 5,6 millones de metros cúbicos en Everett, Washington, todavía el edificio más grande del mundo (por volumen).

La producción comenzó en 1967, aunque el primer 747-100 completado realizó su vuelo de prueba en 1969. Desde entonces, más de cien clientes han comprado 1.574 aviones que en conjunto suman más de 118 millones de horas de vuelo.

El número 1.574 es el que se entregó este martes. El último… cincuenta y cuatro años después del primer vuelo. Es un modelo B747-8/-8F, la aeronave para el servicio comercial de pasajeros y carga de mayor longitud en servicio, con 76,2 metros de largo, una variante del modelo que había perdido pujanza en los últimos años por la competencia del A380 de Airbus, que también ha dejado de fabricarse, y sobre todo por un cambio de modelo en la industria.

El 747, quizá el avión comercial más reconocible jamás construido, ayudó a que los viajes aéreos fueran más asequibles en el primer gran impulso del turismo de masas y de las largas distancias, pero en la actualidad se prefieren los aviones más pequeños y eficientes, como el A350 o el Boeing 777. Otra época. Otras alas.

La 'Reina de los cielos' también pasó a la historia como protagonista involuntario del peor atentado terrorista sobre el territorio del Reino Unido. El 21 de diciembre de 1988 una bomba estalló en la bodega de carga del vuelo 103 de la Pan Am, y el avión cayó envuelto en llamas sobre Lockerbie (Escocia). Murieron las 259 personas que viajaban a bordo y once personas más en tierra.

En realidad, todavía quedan dos aviones en producción, basados en el B747-8, aunque muy modificados para su peculiar cliente: reemplazarán al avión presidencial de los Estados Unidos. Desde 1990, la flota presidencial consta de dos aviones específicamente configurados de la serie Boeing 747-200B. Y el 28 de enero de 2015, la Fuerza Aérea anunció que el Boeing 747-8 será también el modelo que llevará al inquilino de la Casa Blanca en los próximos años.

Los 747 operativos, incluido el último entregado este martes, pueden estar en los cielos aún durante muchos años. En Estados Unidos hay quien cree que su historia está a la altura del primer vuelo de los hermanos Wright o de la aventura de Lindbergh sobre el Atlántico. Lo cierto es que con la ceremonia de este martes termina una época. El último vals de este símbolo de la cultura pop, presente en series y películas, en camisetas y tazas de café. Dentro de unos años será eso, un emocionante recuerdo.