Romeo Santos actúa este viernes en la plaza de toros de Toledo

A Maite Melgizo, 28 años, de un pueblecito de Jaén de 1.400 habitantes (Fuerte del Rey), le pueden contar misa, que ella dice que no. Que no se mueve de la entrada del hotel Hesperia de Toledo, enfrente de la plaza de toros, no vaya a ser que salga Romeo Santos y ella no esté. Porque hay que tomar como cierta una hipótesis (Romeo está dentro del hotel) que Maite y sus amigas «sabemos». Dicen tener «un contacto», han visto a los músicos y ya han sacado su propias conclusiones. «Estamos al acecho», interviene Brigitte Duque, una colombiana de 28 años, expresiva como ella sola, que trabaja de camarera en Palma de Mallorca. «Tenemos un pálpito», añade Maite.

Si finalmente salió o no Romeo, es un misterio para este periódico. Lo que sí está claro es que el «rey de la bachata» inicia esta noche en la plaza de toros de Toledo, a partir de las 22.00 horas, la gira europea de «Vol. 2 Tour» , su segundo disco en solitario. Un concierto al que asistirán 8.500 personas llegadas de toda España, pues el de Toledo fue el primer «show» que se anunció. En las próximas semanas irá a Granada, Málaga (dos noches), Santiago, Alicante, Tenerife, Las Palmas, Sevilla y Bilbao.

Pero el primero es el primero. Y los primeros del concierto número uno son una decena de fans, divididos en dos grupos de cinco. A un lado de las escaleras del Hesperia, Maite y sus cuatro amigas. Dos de ellas, la citada Brigitte y Cristina Romero, se han levantado a las 3.30 horas y han cogido un vuelo Palma-Madrid. En Barajas las esperaban Maite, Kelly Jiménez y Almudena Arrebola, que habían llegado en coche desde Jaén, para ir a Toledo. A las doce del mediodía de ayer ya estaban en el coso de Mendigorría. Se alojan en un hostal. «Nos gusta Romeo, pero tampoco queremos perder la salud», dice Maite casi excusándose. Eso sí, hoy a las nueve de la mañana vuelven a la plaza y ya «p’alante» hasta que abran las puertas.

Han pagado entre 70 y 200 euros por entrada. Las más caras son las de platea, situadas junto al escenario. Con ese ticket tienen derecho a entrar antes que el resto, barra de bebidas y baño propio. A Brigitte la entrada se la regaló su madre por el cumpleaños, «pero he tenido que trabajar muy duro este mes para venir: 12 horas al día, ‘pringá’ total, sin librar y aguantando malas compañeras… pero solo pensaba, ¡ay! ‘Eres mía ’ (una canción de Romeo)».

Al otro lado de las escaleras del Hesperia, hay cinco parientes de Alcalá de Henares. Cuatro de ellos son dos parejas de hermanos. La quinta es Jessica, una adolescente de 14 años, sobrina de Isabel y Mario del Río. Ellos sí que van a pasar la noche al raso porque van a grada y las entradas (a 53,70 euros) no van numeradas. Han traído colchonetas, sillas y sacos de dormir. Dicen que, como tienen coche, se irán turnando «aunque dormiremos muy poco». Una pregunta traviesa: ¿y si mañana alguien se os cuela? «Supongo que no, pero si tiene que haber bronca, la habrá, así te lo digo», dice Mario muy convencido.

«The King, The King (’el rey’, en inglés)», responde Isabel, de 28 años, antes de que termine la pregunta. «Es que no lo sé, son las letras, que son diferentes a otras...», dice Mario, de 26 años. «Te conmueve lo que dice», apunta Carolina Ramírez, de 22. En el otro lado de las escaleras, Brigitte lo expone con un movimiento de caderas: «Ese moreno, ese cuerpito, cómo te baila, cómo te canta». «Te tiene que gustar la música latina», sentencia Maite.

En lo que todos coinciden es que son «romeístas» (si existe tal palabra), antes de que el artista se diera a conocer en España con la canción «Obsesión» (entonces formaba parte del grupo Aventura), allá en tiempos precrisis. «A mí lo que me fastidia entre comillas es que yo no soy uno de estos del momento», dice Mario poniéndose por momentos serio, y después lo deja aún más claro: «A nosotros nos gusta el artista, no nos metemos en su vida privada. Eso para los enterados, que se suben al tren los últimos, los que ahora van de listillos».