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La Mancha húmeda amplía su protección

El Programa Hombre y Biosfera de la Unesco ha ampliado los límites de las zonas húmedas de la región

La Mancha húmeda amplía su protección M.Cieza

pilar hernández

El Consejo Internacional de Coordinación de Programa de la Unesco sobre el Hombre y la Biosfera (MAB, en sus siglas en inglés) acordó este viernes ampliar la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda, que incluye las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete. Una decisión que desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se calificaba como «un éxito» porque, en opinión del secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, «es el inicio de un recorrido ilusionante en torno a un proyecto comprometido con los principios del programa MAB». A partir de ahora habrá que trabajar aún más en el doble compromiso por la conservación de los recursos naturales y por el bienestar de la poblaciones implicadas.

Y es que la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda se ha convertido en el territorio más amplio de Europa ligado a los humedales continentales.

Tres décadas

Han transcurrido tres décadas desde la declaración de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda. Fue el 17 de febrero de 1981. Entonces contaba con una superficie de 25.000 hectáreas que con la ampliación actual llegará a las 418.087 hectáreas. Una vez delimitado este espacio protegido, ahora habrá que avanzar en las directrices y estrategias necesarias para salvaguardar la gestión de estos espacios naturales.

Y es que dentro de esas 418.000 hectáreas se encuentran 76 lagunas y zonas de dominio público hidráulico de treinta y tres cauces fluviales. Entre ellas el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera , los complejos lagunares de Alcázar de San Juan, Villafranca de los Caballero y Pedro Muñoz, la laguna de Manjavacas, así como otras zonas de dominio público de ríos como el Guadiana, Cigüela, Záncara, Azuer o Riansares.

Esta Reserva de la Biosfera tiene una ordenación espacial integrada por una o zona núcleo, que ocupa 16.750 hectáreas, con los objetivos básicos de preservar la diversidad biológica y los ecosistemas, que tengan el adecuado planeamiento de ordenación, uso y gestión.

Después están las zonas de protección de las zonas núcleos, con una superficie de 59.639 hectáreas, cuya función es permitir la integración de la zona de conservación básica con un desarrollo medioambientalmente sostenible.

Y por último está la zona de transición, que en la Mancha Húmeda ocupa una superficie de 341.698 hectáreas de terreno, que permite incentivar el desarrollo socioeconómico para la mejora del bienestar de la población, aprovechando los potenciales y recursos de la Reserva de forma sostenible.

Paisaje plano

El territorio de la Reserva es un paisaje prácticamente plano, con ligeras ondulaciones y con predominio de cultivos agrícolas. Está formado por depósitos terciarios horizontales, en el que los desbordamientos de los principales ríos, forman las características «tablas» y encharcamientos, que junto a lagunas endorreicas y a las surgencias del acuífero constituyen el fundamento de esta extensión húmeda.

La altitud media de los humedales oscila entre los 600 y 700 metros sobre el nivel del mar y salvo contadas excepciones, la pendiente es imperceptible a simple vista.

La climatología, con claro acento continental y mediterráneo, se caracteriza por una precipitación media próxima a los 400 mm. anuales, con temperaturas registradas que varían desde los -15 ºC a los 40 ºC, en función de la época y la zona.

Marjales y pajonales

La vegetación típica está compuesta por marjales o pajonales palustres, es decir, helófitos emergentes o altas herbáceas que enraízan en el fondo de zonas húmedas, como eneas, carrizos, juncos y, la excepcionalidad de la masiega (Cladium mariscus), representativa junto a Tarayes, de la vegetación típica de las Tablas de Daimiel, según se indica en un informe elaborado por el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Castilla-La Mancha.

También es típica del territorio de la reserva un conjunto de plantas de ecosistemas propios de saladares, ya que debido al proceso de evaporación, algunos humedales dan lugar a la formación de suelos salinos, a los que los vegetales han sabido adaptarse.

El caso de la vegetación del entorno de las Lagunas de Ruidera es totalmente diferente, con formaciones de encinas, coscojas y sabinas, representativas de una climatología áspera, en la que se alternan fuertes sequías con inviernos muy fríos y veranos muy calurosos, sobre suelos calizos en una planicie elevada del terreno.

Las lagunas presentan orlas de vegetación palustre, bosquetes de ribera y una vegetación subacuática, que debido a la transparencia de las aguas conforman verdaderas praderas sumergidas.

Fauna muy variada

Sobre la fauna, se pueden citar innumerables especies estrechamente relacionadas con humedales, con representantes de todos los grupos zoológicos entre los que destacan, además de los endemismos de peces de las Lagunas de Ruidera, las aves, las cuales encuentran en las zonas húmedas de la Mancha, excepcionales lugares para la alimentación, cría y refugio o de descanso en las migraciones.

La diferencia de tipologías de los humedales manchegos, con características hidrológicas distintas, dan lugar a una diversidad biológica excepcional, en la que tienen cabida todo tipo de especies de limícolas, anátidas, ardeidas, aguiluchos, etc., dependiendo del humedal que se visite. Ésta ornitofauna ha sido la responsable de que Las Tablas de Daimiel, el Complejo Lagunar de las Lagunas de Alcázar de San Juan o la Laguna de Manjavacas, hayan sido declarados Humedales de Importancia Internacional, de acuerdo con el Convenio «Ramsar», y Zonas de Especial Protección para las Aves, en aplicación de la Directiva 79/409/CEE de Aves.

Ahora, el reto más importante, no sólo para la continuidad de la Reserva de la Biosfera, sino para el propio futuro del desarrollo de la población de este territorio, es encontrar un modo de compatibilizar la sostenibilidad ambiental de dicho desarrollo con el crecimiento económico. En definitiva, se trata de «avanzar desde la conservación como limitación e impedimento, hacia la conservación como oportunidad de prosperidad».

La Mancha húmeda amplía su protección

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