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ANÁLISIS

«Gran Turismo Sport»: la brillantez choca contra la falta de contenido

La nueva entrega del videojuego de conducción se pone las pilas y apuesta por las competiciones online intentando mantener su esencia

Mira en el video un fragmento jugable j.m.s.
J.M. Sánchez

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Pocas veces coinciden en el mercado tantas propuestas de juegos de coches. Difícil decantarse por uno u otro, salvo que el usuario tenga una u otra consola doméstica. Ahí está la belleza de « Forza Motorsport 7 », que sabe sacar la potencia técnica de la Xbox One X, o « Project Cars 2 », que este año ha subido el nivel de dificultad como el exigente « Assetto Corsa ». Pero el bólido de PlayStation 4 se encuentra en « Gran Turismo Sport », cuyo aspecto más destacado es que resulta muy accesible para todo tipo de usuarios.

El juego de carreras cumple a la perfección. Era la evolución que necesitaba. Ha sabido cruzar muy bien la mayoría de elementos que cualquier aficionado demanda a un título similar. Esto es, un nivel gráfico muy realista, un sistema de conducción equilibrado y una ambientación asombrosa. Pero, sin embargo, adolece de otras exigencias como un catálogo de coches más amplio o un listado de trazados más numeroso.

En concreto, unos 150 vehículos y 17 ubicaciones (ampliadas hasta 40 recorridos distintos). Incluye una variedad de circuitos que van desde célebres circuitos de carreras y ovales de la vida real, pasando por circuitos de tierra situados en zonas rurales, hasta una autopista metropolitana basada en las carreteras públicas. Y se pueden hallar desde un esbelto Aston Martin V12 Vantage GT3, un precioso Ferrari 458 Italia, un robusto Ford Mustang GT, pasando por el potentísimo Lamborghini Huracan o un siempre divertido Volkswagen Golf VII GTI.

Estas pegas pueden eclipsar algunos aspectos positivos, pero es sin duda una baza que puede perder en comparación con sus rivales. El título se sostienen sobre tres modos bien definidos. Por un lado, un modo carrera evolutivo en donde el jugador va completando carreras. Un modo que han bautizado como «Arcade» y que permite ponerse al volante de una serie de coches de todas las gamas y cilindradas, tanto modelos modernos como clásicos, durante unas 16 pruebas. Se puede competir de forma «offline» o en pantalla dividida, pero existe conexión . Ahí se puede encontrar algunos simpáticos divertimentos como contrarreloj o derrapes. Pero aparece como si nada un lugar indispensable, «Deportes», en donde se demuestra todo su potencial y lo visceral que ello aparenta en carreras multijugador.

El juego, en su conjunto, se siente diferente. Distinto a todas las entregas de esta serie que cumple este año su vigésimo aniversario, porque la conexión a internet es necesaria, anteponiendo internet a algunos modos esenciales a lo largo de su trayectoria . Dado que el juego está muy enfocado al desarrollo de los deportes electrónicos o eSports se puede encontrar un sistema muy competitivo online y la existencia de eventos continuamente. La emoción e intensidad se puede vivir en carreras de hasta 24 jugadores. Aquí se penalizan los comportamientos agresivos y salidas de pista.

En claro esfuerzo para redefinir los juegos de coches se incluye, por defecto, un modo para realidad virtual. Para ello es necesario disponer de las gafas PlayStation VR. Su resultado es bastante optimista, aunque se echa en falta un comportamiento más natural. A nivel gráfico el juego es una pasada, aunque algunos detalles como los alrededores o las edificaciones sí se sitúan por debajo de otros rivales. Para esta ocasión se ha intentado sacar provecho además de las tecnologías de imagen HDR y las definiciones 4K que demuestra una reproducción hiperrealista de cada coche. Esos detalles de iluminación se aprecian notablemente en la franja del día (amanecer, mediodía, tarde… ) que uno desea competir, la cual se puede decidir antes de salir a la pista, pero se echa en falta una climatología cambiante.

El sistema de conducción, uno de los aspectos que más se suele mirar con lupa en este tipo de juegos, deja sensaciones encontradas . Se pasea por la simulación, dispone de varios niveles de dificultad, pero su mayor desafío es ser equilibrado, contentar a todo tipo de públicos, desde el jugador casual al más exigente. Y esa apuesta sigue marcando la seña de identidad de toda la saga. Se pueden modificar todo tipo de reglajes, el tipo de transmisión, el sistema de frenada, la tracción o los neumáticos. Con un poco de paciencia se puede adaptar a tu gusto.

Con su vocación abierta, en la conducción se sienten las fuerzas centrípeta y centrífuga, que ejercen su poder en cada paso por curva. Es muy inmersivo el desplazamiento en la aceleración y la estabilidad del coche. Aún sin llegar a la exigencia al volante que ha marcado «Project Cars 2» esta temporada, la respuesta y control de los vehículos es fantástico y trata de acercarse a ese realismo que uno reclama, aunque sin llegar a ser un simulador total.

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