Elon Musk deja a Twitter en la situación más comprometida de su historia
Las dudas del empresario sobre las cuentas falsas que pululan por Twitter han dañado la reputación de la red social, que en el juicio tendrá que desvelar más datos al respecto
Las acciones de Twitter caen más de un 7% ante la retirada de la oferta de Musk
Elon Musk ya no quiere comprar Twitter: ¿y ahora qué?

Twitter no es ni Instagram, ni Facebook ni TikTok. Ni tiene un número de usuarios similar, ni el tirón publicitario de las grandes plataformas de la competencia. Pero vamos, ni de lejos. Por eso, cuando Elon Musk abrió la caja de pandora a ... principios de abril, y anunció su intención de convertirse en el dueño del total de la aplicación la mayoría de analistas y de expertos en redes sociales se quedaron boquiabiertos. El movimiento, en lo económico, no tenía sentido; y si no lo tenía entonces, cuando el padre de Tesla o SpaceX ya había gastado varios millones para conseguir el control del 9% de la empresa y convertirse en su máximo accionista; ahora, con muchas tecnológicas entrando en recesión, y con las acciones de Twitter en caída, mucho menos.
Precisamente, la delicada situación económica actual -que afecta a muchos además de a la 'app', también al propio Musk- es una de las principales razones que habrían llevado al empresario a (intentar) retirarse del acuerdo de compra el pasado viernes, o, al menos, eso es lo que señala Twitter en la demanda que presentó contra el magnate en los tribunales del estado de Delaware este martes.
Pase lo que pase durante el juicio, que, de acuerdo con juristas consultados por ABC, será largo y complicado para todas las partes, lo que es un hecho es que la red social sale muy tocada del amago de venta; y no solo a nivel económico, sino también en lo que se refiere a su imagen y reputación. Así lo dejaron claro los abogados de la 'app' en la denuncia, en la que afirmaron que el magnate, aparentemente, piensa que «es libre de cambiar su opinión, destrozar la empresa, interrumpir sus operaciones, destruir el valor de los accionistas y marcharse».
En la misma línea se pronunció hace unos días el cofundador de la red social, Jason Goldman, quien, en declaraciones recogidas por varios medios estadounidenses, afirmaba que el interés de Musk en Twitter «había afectado gravemente a la empresa». El daño causado por el dueño de Tesla habría provocado que «los empleados, los anunciantes y el mercado en general no puedan tener convicción en una compañía cuyo camino es desconocido y que ahora irá a los tribunales para completar una transacción con un actor de mala fe».
La guerra del bot
Elon Musk no ha marcado el punto de partida de los problemas de Twitter. De los nueve años que la empresa ha estado cotizando en bolsa, siete de ellos se han saldado con pérdidas. Mientras redes sociales de la competencia han tenido un crecimiento exponencial en número de usuarios durante los últimos años, la 'app' del pájaro ha tenido un crecimiento casi plano.
Actualmente, el número de usuarios únicos que visitan su interior al mes se encuentra en los 229 millones, de acuerdo con las cifras de la empresa correspondientes a abril de 2022. Números que la colocan lejos -a años luz- de los, aproximadamente, 1.400 millones de personas que navegan por Instagram o los más de 1.000 millones que se decantan por TikTok.
Twitter, además, ha visto cómo algunas de las funcionalidades que, durante los últimos años, ha ido introduciendo en la plataforma con el fin de revitalizarla fracasaban, como ocurrió con los Fleets, esa suerte de 'stories' que apenas estuvieron unos meses disponibles en la 'app' antes de su retirada hace exactamente un año.
Ahora, en el juicio, Twitter tendrá que compartir con el tribunal más información sobre el número de cuentas falsas y bots de 'spam' que funcionan en su interior. Tradicionalmente, la empresa ha estimado que este tipo de cuentas representan el 5% del total. Cifra que Musk, afirma, no se cree. Precisamente, el magnate se agarra a la presunta falta de transparencia de la red social en este apartado como el principal motivo que le ha llevado a pegar la espantada y retirarse del trato. En caso de que en el tribunal se demuestre que, efectivamente, la plataforma no ofreció suficiente información al empresario, o la cifra de cuentas falsas, destinadas a influenciar en el usuario de forma premeditada, son más elevadas de lo que se apunta, el problema para la red social puede ser grande a nivel de reputación. También puede ayudar a que el dueño de Tesla, finalmente, no esté obligado a adquirir la herramienta y se vaya de rositas sin pagar ningún tipo de penalización.
Un futuro incierto
«Si lo que dice Elon Musk es cierto, y Twitter no le ha facilitado información suficiente de forma veraz, esto podría ser una razón para que no esté obligado contractualmente a cerrar. Al final, una clausula puede establecer que para finalizar el contrato se tienen que cumplir una serie de requisitos concretos y hay que pagar una indemnización. Pero si otras no se cumplen, lo normal es que el trato pierda validez», explica a este periódico Pere Simón, coordinador del máster en Derecho Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Desde que, a principios de abril, Elon Musk hiciese públicas sus intenciones de comprar Twitter, el valor de la empresa ha estado subiendo y bajando como si estuviese en una montaña rusa. De los más de 50 dólares que costaba la acción el 24 de abril, cuando se hizo público el acuerdo, la cotización ha bajado hasta los 36 dólares. La compañía se ha dejado por el camino, aproximadamente, un tercio de su valor.
Fernando Checa, profesor de Comunicación en UNIR y experto en redes sociales, apunta en conversación con este diario que «Elon Musk, prácticamente, ha jugado con la empresa como si se tratase de un capricho». «Todas las compañías tecnológicas lo están pasando mal a nivel económico actualmente. El problema de Twitter, más allá de la caída en bolsa, es que, además, el intento de Musk de salirse del acuerdo, y las palabras que ha compartido sobre la falta de transparencia de la empresa respecto al número de cuentas falsas, han dañado mucho su imagen».
Checa remarca que Twitter es una empresa que, tradicionalmente, «ha tenido problemas para monetizar y generar beneficios»: «Es una red social que tiene su volumen de seguidores y es muy reconocible por sus funcionalidades. Pero los inversores, a la postre, exigen resultados y una rentabilidad en bolsa. La situación actual va camino de girar a lo dramático».
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