La gigantesca estatua que rinde homenaje a Caballo Loco
El escultor Korczak Ziolkowski quiso rendir homenaje a los nativos americanos esculpiendo un memorial de 172 metros de altura

Siempre se ha dicho que la historia de las guerras se escribe por el bando vencedor. Quizá por ello, la imagen que la literatura y el cine han proyectado de los nativos americanos ha sido la de un pueblo salvaje, sediento y ansioso por exterminar a los pacíficos colonos que se instalaban en sus tierras.
Por supuesto, un estudio serio de la historia demuestra que esta imagen no se corresponde del todo con la realidad. Ni los indios eran tan salvajes, ni los colonos tan inocentes como Hollywood ha querido hacernos creer. El ingeniero y escultor de origen polaco Korczak Ziolkowski pensaba que era necesario limpiar esa imagen salvaje de los nativos americanos. Por ello, tal y como cuenta un artículo del blog « Política y otras cosas », a mitad del pasado siglo decidió diseñar y construir un enorme memorial en honor a Caballo Loco, uno de los jefes sioux más conocidos de la conquista del oeste.
Para dar forma a su particular homenaje, Ziolkowski decidió tallar una inmensa estatua del jefe indio montado a caballo y señalando al horizonte en una montaña de las Colinas Negras, en Dakota del Sur. La construcción del memorial, situado a pocos kilómetros del famoso Monte Rushmore, comenzó en 1948 y casi 70 años después, aún dista mucho de estar terminado.
En la actualidad, tan solo ha sido concluida la cabeza de Caballo Loco, que con sus 27 metros de altura, sobrepasa en nueve el tamaño de los cuatro presidentes de Estados Unidos tallados en el vecino Monte Rushmore. Una vez terminado, el Crazy Horse Memorial se convertirá en la montaña tallada más grande del mundo, gracias a sus 172 metros de altura y 195 de ancho.
Junto a la inmensa escultura del monte Thunderhead, el Memorial a Caballo Loco incluirá el Museo Indio de Norteamérica y el Centro Cultural Nativo Americano, así como el estudio de su diseñador y varios restaurantes y galerías comerciales, todos ellos levantados en terreno considerado sagrado por los indios sioux, lo que ha envuelto en la polémica a este proyecto desde el inicio de su construcción.
Korczak Ziolkowski falleció en 1982, mucho antes de poder ver la cabeza de Caballo Loco esculpida en la roca. Tras su muerte, la dirección de los trabajos fue asumida por su esposa Ruth, hasta su fallecimiento el pasado mayo, a causa de un cáncer. Desde entonces, es una fundación dirigida por sus hijos la encargada de recaudar los fondos necesarios para llevar a buen término esta faraónica obra que quiere convertirse en el monumento más importante en honor de los indios de América del Norte.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete