MWC: El evento del año del mundo móvil se traslada a Hospitalet con éxito

La nueva sede ha sido un gran acierto«Hemos pasado un enero y febrero difíciles, nos hemos mantenido a flote con la esperanza del Mobile, es la luz al final del camino», explica una empleada de Grupo Sagardi. «En media jornada he hecho lo que regularmente hago en tres días de jornada completa», se congratulaba ayer un taxista. El congreso creó el año pasado 6,485 empleos, cifra que la organización espera superar este año. Desde la primera edición en Barcelona en 2006, el número de asistentes se ha multiplicado por cuatro, y en los últimos cinco años los expositores se han duplicado.

La nueva sede ha sido un gran acierto, no solamente por la modernidad del recinto de Hospitalet, sino porque las conglomeraciones que se formaban a la entrada y salida de los salones de Montjüic han quedado en el pasado. Los espacios para descanso y alimentación finalmente están a la altura de las circunstancias. Quizás lo que más haga en falta de los años anteriores sea el auditorio para las conferencias magistrales, cómodo y amplio, aunque con entradas tan angostas que solían colapsar cuando el conferenciante en turno causaba expectativa. El tema de ofertas gastronómicas de calidad dentro de la Fira es aún una asignatura pendiente.

El año pasado Barcelona consiguió el congreso por unos años más, pero este designio no es para siempre, por lo que los organizadores, el gobierno de la ciudad, la Generalitat, y todos los que forman parte del sector turístico de la provincia barcelonesa deben trabajar hombro con hombro para que la gallina de los huevos de oro no decida ir a dejar sus frutos a otro lado. «Ahora toca currárselo y tratar bien a toda esta gente, para que quieran seguir viniendo», rogaba esta mañana una taxista, que poco después de las 9 de la mañana hacía su tercera carrera hacia el recinto de Hospitalet.

El clima, como en las últimas ediciones, no parece estar del lado de la ciudad. Al igual que en el recinto ferial de Montjüic, dentro de los salones el frío no escampa, por lo que la gente va de un lado a otro con sus chaquetas, mientras los guardarropías languidecen desolados. Aunque el sol no salga, la calidez del servicio, tanto dentro, como fuera del recinto, será el as bajo la manga, para enamorar al sector y prolongar la vida del Mobile en Barcelona.