Don’t be evil
Lo que la NBA nos enseña sobre la regulación de las Big Tech
Mientras que EE.UU. debate cómo poner coto al monopolio de las empresas tecnológicas como Google o Facebook, desde Europa ha apostado en los últimos años por una exigente legislación que ha mermado la capacidad de innovación de las «startups» europeas. La respuesta no es fácil
Este es el partido más importante que se juega en la cancha de las tecnológicas. Pero el pitido inicial no ha sido de hace dos días: el balón echó a rodar hace mucho tiempo pero ahora se pretende pasar el VAR para ... comprobar si se han pasado o no de la raya. Están bajo supervisión de los reguladores, aunque desde diferente perspectiva. Porque, por el momento, se han asentado dos modelos distintos: el de Europa con su exigente regulación y el de Estados Unidos. Y he aquí la cuestión, regular o no .
Las grandes tecnológicas están ahora en el punto de mira, incluso en su país de origen. La coincidencia con unas de las elecciones presidenciales más tensionadas que se recuerdan en mucho tiempo ha marcado un punto de inflexión en la manera de tratar las supuestas prácticas monopolísticas de estas empresas. En los últimos meses han venido surgiendo voces críticas que abogan por establecer mecanismos jurídicos para defender los principios básicos del libre comercio y la competitividad. El objetivo: revertir el poder acumulado .
«¿Alguien duda que tienen prácticas monopólicas u oligopolistas? ¿Alguien lo duda? Pero el derecho de la competencia existe porque se parte de unos hechos y situaciones reales . Si fuera un libre mercado, el que mejor lo haga se queda con todo. En un medio, en el fondo estás (por los reguladores) intentando penalizar al que lo ha hecho mejor», señala en conversación telefónica con este diario Borja Adsuara , experto en derecho digital, quien aboga por inspirarse en el derecho deportivo para regular a las Big Tech.
«Hay que copiar a la NBA». Esta idea que lanza Adsuara se refiere a la existencia de mecanismos que aportan una mayor competitividad a la liga de baloncesto estadounidense. Los aficionados a este deporte lo conocerán. Se trata del «draft», un proceso para asignar determinados jugadores a equipos deportivos. En función de los resultados cosechados, un equipo tiene más o menos opciones para avanzar y optar a distintas selecciones de jugadores prometedores, permitiendo así equilibrar la balanza entre clubes y evitando así un duopolio como existe en algunas ligas de fútbol. «No es que penalicen a los mejores; es que hacen que todos sean mejores con unas buenas medidas para que los equipos pequeños puedan competir. No hay mejor derecho de la competencia que el derecho deportivo», subraya.
Apuesta por la innovación
Cuando surgió Google se hizo popular uno de sus lemas corporativos adoptados, «Don’t be evil» («No seas malo», en español). Pero cuando en 2015 lo modificaron por otro más comedido («Do the right thing» o «Haz lo correcto») el mal ya se había apoderado de la multinacional estadounidense. Lo copaba todo, desde las búsquedas, la publicidad digital, los teléfonos móviles . Tanto reinado han cosechado que Europa, con planteamientos más garantistas, puso a sus negocios en el punto de mira, levantándose multimillonarias multas en varias investigaciones. Ahora es EE.UU. quien le ha puesto en la diana.
Facebook se ha escapado por el momento de dichas sanciones. La red social ha llevado al máximo de su esplendor económico la visión de su fundador, Mark Zuckerberg , cuando ha defendido la idea de «moverse rápido y romper cosas» para poder innovar. Tras el escándalo de hace cuatro años por Cambridge Analytica, Estados Unidos se quitó la venda de los ojos. Ahora la empresa, que alberga varias plataformas de éxito como WhatsApp o Instagram, es un gigante capaz de derribar gobiernos. Los reguladores estadounidenses llevan tiempo, sin conseguirlo, en una cruzada .
En un duro informe de 449 páginas ( PDF ), el Congreso de Estados Unidos ha denunciado recientemente el monopolio de Google, Amazon, Facebook y Apple. El comité investigador ha prometido mano dura para acabar con este -entienden- «abuso» y han instado a la Administración a darle mayor relevancia y modificar la legislación. Las tecnológicas, es cierto, siempre han negado este abuso de poder. Porque el escenario recuerda, como han insistido voces detractoras, a la problemática de la industria tabacalera de los años ochenta dado que sus servicios consiguen que millones de personas sean adictas sin tener que responder por ello. Y, de momento, nadie se aclara a dar la receta más adecuada para revertir la situación ante el pavor de perder posiciones en una guerra geopolítica contra China, la «nueva» normalidad en el ecosistema digital.
Fragmentar, multar o ayudar al «pobre»
¿Cuál es la mejor solución? ¿ Una sanción que puede hacerle cosquillas a las sólidas cuentas de estas empresas? ¿Fragmentar parte de sus negocios, como han pedido desde distintos organismos y grupos políticos? No es fácil acertar. Según el medio «Politico», el Departamento de Justicia y la Fiscalía que investigan a Google por supuestas violaciones antimonopolio se inclinar por obligar a Alphabet a vender su navegador Chrome y partes de su lucrativo negocio de publicidad. El asunto es trascendente: «El tema no es solo económico; hay una dependencia con estas plataformas, y al existir una dependencia, está condicionando la vida de las personas», manifiesta Adsuara.
Para Alberto Torres Pachón , director del programa superior de industria 4.0 de ESIC, la regulación de las tecnológicas es un asunto complejo. Aunque reconoce que «se les ha ido de las manos» porque en Estados Unidos se ha dejado «barra libre». «Les ha venido bien porque han colonizado Europa gracias a un ecosistema en el que se ha apoyado sin cortapisas a las startups. Ha ido como una mancha de aceite, expandiéndose por todos los sitios», insiste.
La Comisión Europea, en cambio, ha venido defendiendo una mayor regulación, aunque eso ha derivado en un menor fomento de empresas nuevas e innovadoras. «Estados Unidos no lo ha previsto, pero se les ha ido un poco de las manos porque no se potencia la competencia. Eso, que inicialmente era bonito en Silicon Valley, la cuna de la tecnología, ahora no hay ningún proyecto que pueda levantar cabeza porque si surge una relevante estas grandes empresas las compran», lamenta en conversación telefónica con ABC. Aunque la realidad puede ser, sin embargo, algo más cruda: mientras se debate cómo abordar el problema , China ya ha tomado cartas en el asunto copando los nuevos servicios digitales y haciendo crecer el mercado de la telefonía móvil inteligente. Quien gane se llevará el premio.