Probamos las Pico 4, las gafas VR de TikTok para competir con el metaverso de Zuckerberg

La referencia del mercado en realidad virtual son las Meta Quest de Mark Zuckerberg, que sigue empeñado en la conquista del metaverso. Su tecnológica lanzó hace unos meses las Quest Pro, unas gafas de alta gama pensadas para el mundo profesional, que acaban de experimentar una cuantiosa rebaja en su precio hace unas pocas semanas, lo cual no dice nada bueno de su éxito en ventas.

Las gafas de consumo de Meta, las Quest 2, ya tienen más de dos años, tiempo que no ha pasado en vano. Se trata de las gafas más vendidas del mercado por muchas razones, no necesitan de un ordenador, aunque se pueden conectar a uno, son asequibles, y son cómodas de utilizar.

Las Pico 4 de Bytedance, la empresa china conocida por ser los dueños de TikTok, son la alternativa a este dispositivo. En el caso de estar valorando comprar unas gafas de realidad virtual son una muy buena opción. Tecnológicamente superiores en prácticamente todos los aspectos, su único problema está, al igual que ocurre con las consolas, en el catálogo, algo escaso. Aunque ya tienen 240 juegos, y 80 del top 100 de juegos de Meta están ya disponibles para las Pico 4. «Queremos ser el Nintendo de la realidad virtual, una alternativa más casual y familiar», explica a ABC Leland Hedges, responsable de la empresa china en Europa.

«Vamos a competir con el resto de las propuestas de realidad virtual mediante contenido que no sea de videojuegos, como festivales de música, pero, sobre todo, con contenido local en su propio idioma», remarca el ejecutivo.

La clave de las Pico 4 se encuentra en sus lentes Pancake, las mismas que las Oculus Quest Pro, pero a un precio asequible. Son lo último en tecnología de lentes para realidad virtual, el punto más importante de cualquier gafa. Gracias a ellas, el medio kilogramo que pesan las Quest 2, pasa a menos de 300 gramos en las Pico 4. Y para un dispositivo ideado para estar sobre la cabeza durante horas, cada gramo cuenta, y si no estás acostumbrado, el cuello se resiente rápidamente.

También ayuda el diseño ergonómico. La batería está en la parte trasera compensando el peso de la gafa en el frontal, algo que también se traslada al volumen, donde sorprende lo poco que ocupan la primera vez que las tienes en la mano. Las gafas son muy cómodas, el material de la correa, el cierre y ese reparto del peso hace que sean de las más llevaderas que hemos probado.

Lo malo de trasladar una parte del dispositivo atrás, es que la correa no se puede cambiar, y aunque pudiera parecer una limitación, no lo es, ya que, como decimos, el visor es extremadamente cómodo. No ocurre como con las Quest 2, que traen una correa muy básica por defecto y la 'pro' se vende por separado, aquí la que las Pico 4 traen en la caja es más que suficiente.

En el exterior vamos a encontrar cuatro cámaras RGB, el puerto USB-C, y algo que nos ha gustado bastante: rejillas de ventilación tanto en la parte superior como inferior, lo que va a ayudar a que no se empañen las lentes tras un periodo de uso largo, como ocurre con casi todas las gafas de realidad virtual.

Con los mandos no hay ninguna sorpresa. Funcionan con dos pilas y son, simplemente, correctos, ergonómicos y con los botones clásicos. La circunferencia que rodea el mando puede parecer un tanto exagerada, pero no molesta en absoluto. Los altavoces externos dan un rendimiento pasable, así que siempre será mejor conectar mediante Bluetooth unos auriculares externos, y no, no hay entrada de tipo jack para conectar algunos por cable.

El punto donde más destacan las Pico 4 frente a las Quest 2 es en la calidad de la imagen. Las lentes Pancake mejoran la calidad de la imagen impidiendo las aberraciones cromáticas de la anterior generación, las Fresnel, que, además también necesitan más espacio. Esto lo consiguen haciendo rebotar la luz dentro del propio cristal, así se puede reducir la distancia necesaria entre los ojos y la pantalla.

Su único problema es que se reduce el brillo en el proceso, pero es un sacrificio que merece mucho la pena, sobre todo porque el brillo no es indispensable en un entorno cerrado como el de la realidad virtual. Otra de las cosas interesantes de las Pico 4 es el ajuste de sus dos pantallas a los ojos. Este se produce mediante un motor desde la aplicación de ajustes, y ofrece a su usuario hasta 60 posiciones diferentes, lo que asegura que independientemente de tu distancia entre ojos, y la forma de la cara, la imagen será buena.

Entre los 1.720×1.890 pixeles de las Quest 2 y los dos paneles de 2160×2160 cada uno de las Pico 4, pueda parecer poca diferencia, pero el salto de calidad de imagen se nota. A pesar de que el refresco de la imagen es de 120Hz en las Quest, y de 90hz en las Pico 4, no hemos visto una gran diferencia.

Si lo que queremos es conectar las Pico 4 con el PC para reproducir juegos y contenido, lo podemos hacer desde Steam VR o Virtual Desktop, y el resultado es muy bueno. Puede que aquí sea donde los 90Hz de refresco se queden un poco cortos si tenemos un PC de alta gama, en ese caso siempre son mejores unas gafas específicas, como las HP Reverb G2, aunque obviamente tienen un precio bastante más alto.

El procesador de las Oculus Quest 2 y de las Pico 4 es el mismo, el Snapdragon XR Gen 1. Nada que nos debiera que preocupar, porque Qualcomm asegura que todavía le queda mucha vida por delante, y mucho por explotar y mejorar. Las aplicaciones van a las mil maravillas, y todos los juegos que hemos probado funcionan a la perfección.

En definitiva, a la espera de que Meta renueve este año las Quest 2, técnicamente, las mejores gafas independientes del mercado dentro de la gama media son las Pico 4. Eso sí, revisa el catálogo antes de comprarlas no vaya a ser que el título que esperabas jugar no esté disponible para Pico 4. El precio se mueve en los 429 euros.