«Temo más al recibo del cole que a la gripe A»

Profesores suplentes

«¿Qué responsabilidad tiene el centro escolar?» es uno de los epígrafes del informe que sobre el virus H1N1 ha elaborado la Dirección de Área Territorial de Madrid (DAT), de la que dependen las escuelas de la capital. Fidel Gallego, director del Colegio Público Concepción Arenal, asistió el jueves a una de las reuniones que la institución ha mantenido con ellos. «Cuando un alumno presenta una temperatura mayor de 38 grados es aislado en una habitación. Un adulto lo cuida hasta que sus padres lo recogen», comenta Gallego, preocupado también por la salud de su equipo. «Los docentes que muestren síntomas gripales serán dados de baja de forma inmediata por precaución. Por eso, la DAT ha previsto una bolsa de trabajo de cara a posibles sustituciones».

A María Ángeles Fernández, directora del Colegio Público Perú, se le acercó ayer una madre. «Me manifestó que su hija era alérgica, que si podía traerla el 1 de octubre». Su respuesta: «El pediatra es el profesional indicado para resolver la duda. Yo lo que quiero es que nadie deje de venir si se encuentra en perfectas condiciones».

Marcela medio en broma medio en serio menciona que siempre va a existir el temor al contagio en una escuela, que es «una aglomeración de personitas». Los niños, además, «están programados para jugar, no para memorizar instrucciones como «No te lleves las manos sucias a la boca» o «No chupes los lapiceros»». Eso sí, piensa interrogar a su hija: «¿Cuántos compañeros han estornudado más de lo normal?».

Teresa, que el martes se reunió con los padres de sus alumnos de Infantil, se sorprende de la poca curiosidad de los mayores. «O no les preocupan las soluciones higiénicas que hemos tomado. O están muy informados de cómo tienen que actuar en caso de que su hijo enferme», asegura. La profesora ha adquirido por su cuenta un bote de jabón de base alcohólica y lo ha colocado en su mesa para que los pequeños lo vean como un elemento más de utilidad dentro del aula.

Los servicios de limpieza -contratados por el Ayuntamiento- ya han sido aleccionados: juguetes y pomos serán los objetos de deseo de las bayetas. En los comedores, por su parte, los vasos son de plástico, «para que los niños no empleen utensilios comunes», señala Gallego, que este año ha decidido eliminar las alfombras. «La latencia del virus aguanta más en textiles, así que así prevenimos». Cada hora se ventilan las clases.

El dinero obsesiona más

«Más que la gripe, me inquieta cómo voy a pagar el comedor de mis cinco hijos sin beca», declara Jennifer. «Hugo, no corras, que te destrozas los zapatos nuevos y das mal ejemplo a tus hermanos», grita Silvia. «Mientras no se cargue el uniforme, vamos bien. Ojalá y no se enferme, pero temo más al recibo del cole que a la gripe A. Me agobia más el dinero. Y del amor ni hablamos», ríe. Según Amelia el miedo es una sensación lógica e inherente a los padres. «Pero el lugar de los chicos es el colegio. Sonia (9 años) estaba como loca por empezar. Es como si yo no voy al trabajo porque pienso que un coche me va a atropellar».