La Enfermería española, en el ojo del huracán

Entre sus reclamaciones históricas figura la falta de recursos humanos en esta especialidad, una realidad que podría estar en el fondo del fatídico fallo que provocó la muerte del pequeño Ryan como algunos han sugerido.

De hecho, según los datos de la Organización Colegial de Enfermería, nuestro país se encuentra muy por debajo de la media europea en cuanto a la cobertura de enfermeros con respecto a la población. En España hay 531 profesionales por cada cien mil habitantes, mientras que en la Unión Europea hay 808. Es decir, contamos con un 34% menos de enfermeros. Sólo Bulgaria, Portugal, Rumanía y Grecia tienen peores ratios.

Faltan, por tanto, profesionales para equipararnos a la UE. Cerca de 150.000, según señala la Organización Colegial de Enfermería. Y es que hay que tener en cuenta que en los últimos cinco años el Sistema Nacional de Salud cuenta con 40 hospitales más, se han multiplicado los centros de salud y se han desarrollado nuevos servicios. Y es precisamente en el sistema público donde trabajan la mayor parte de los enfermeros (84%). El resto lo hace en el ámbito privado (16%).

Necesidades en el futuro

El déficit de enfermeros se augura peor en el futuro. Muchos se van a jubilar en los próximos años, y si se persigue la excelencia sanitaria, las previsiones del máximo órgano de estos profesionales apuntan que serán necesarios 190.000 enfermeros en la próxima década.

Sin embargo, hay enfermeros en paro (entre un 8 y 10%) y cerca de 10.000 diplomados trabajan fuera, según el Sindicato de Enfermería Satse. Se van sobre todo a Reino Unido y Portugal en busca de mejores condiciones laborales, debido a la precariedad y falta de estabilidad en los puestos españoles.

Para justificar su decisión de «emigrar», los profesionales argumentan que en España sufren sobrecarga laboral y serias dificultades para conciliar la vida familiar con el trabajo. Asimismo, lamentan que se produzcan accidentes de trabajo y que se incremente el número de bajas debidas al estrés y al «mobing». La calidad asistencial también es importante para ellos y denuncian la disminución del tiempo de atención al paciente y la propia deshumanización del trato.

Otro aspecto cuestionado por los profesionales es la existencia en algunas comunidades autónomas, como la de Madrid, de una bolsa única de contratación, «sin segmentación por especialidades», a diferencia de lo que ocurre en otras autonomías como Andalucía o Cataluña.

La profesión lamenta asimismo que, al día siguiente de obtener su título, un graduado pueda ser destinado a cualquier servicio y sin realizar ninguna práctica «No hay un MIR para enfermeros», concluyen.

Pero hay más quejas que se refieren a su formación a lo largo de la vida, ya que «tampoco está regulado el reciclaje profesional, de manera que una habilitación obtenida hace 20 ó 30 años puede resultar válida para cualquier ejercicio profesional» y únicamente «la autoexigencia de formación suple esa carencia».

Estudios de cuatro años

La reivindicaciones de los enfermeros tienen relación también con la calidad de su formación, que es universitaria. Hasta ahora, los estudios se estructuraban como una diplomatura de tres años de duración a la que, como norma general, se accede tras superar la Selectividad. Existen también otras vías legales que son utilizadas en menor medida. Con la adaptación de las carreras a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Enfermería será un título de Grado, de cuatro años de duración, que dará paso máster.