Tres experiencias «bespoke» para redescubrir la auténtica Marbella

Esta forma nueva de redescubrir la auténtica Marbella , en las cuatro estaciones, ofrece una propuesta de experiencias a medida (bespoke) que van desde alojarse en edificios emblemáticos de arquitectura señorial andaluza en el casco histórico, a pasear rodeado de muflones, ciervos y jabalíes por la ecoreserva de Ojén en la sierra Blanca, o saborear la sorprendente fusión gastronómica del chef Pablo Rebollo.

Miguel Cerván , CEO del grupo La Ciudadela, subraya que son hoteles bespoke, hechos a medida para el cliente: «A través del departamento de experiencias cada uno puede tener la experiencia que quiera y vivir una Marbella distinta, que te haga volver por el recuerdo y para ver también qué hay de nuevo».

Tras la apertura en la céntrica calle Ancha del Hotel Maison Ardois en una casa señorial del siglo XIX, el grupo La Ciudadela ha abierto a pocos metros de distancia el Hotel Santo Cristo en la preciosa plaza del Santo Cristo de la Vera Cruz.

La que fue propiedad del marqués del Duero está considerada uno de los edificios singulares del casco histórico de Marbella y sus 15 habitaciones se distribuyen en torno a patio central, decorado con dos mosaicos de cerámica azul, donde destacan persianas de esparto, siguiendo el estilo rústico y materiales naturales, como madera y mimbre, empleados en la decoración de las habitaciones.

Los lavabos los ha realizado la ceramista local Ana Ortiz (puedes visitar su tienda taller a pocos minutos del hotel) y se integran en las encimeras, realizadas en madera y a medida para cada una de las habitaciones. A las amenities de lujo de Loewe y Guerlain se suma una plancha y secador de pelo de la firma GHD personalizada para La Ciudadela. El rooftop del hotel Santo Cristo tiene unas bonitas vistas de las iglesias del Santo Cristo y la Encarnación, y la sierra Blanca.

Pasear en un bosque de alcornoques durante tres horas acompañado de casi un centenar de ciervos, muflones, cabras montesas y jabalíes descubriendo el paisaje, la flora y la fauna es también un lujo, una experiencia inolvidable, casi de cuento, y es también Marbella.

A escasos 10 minutos de la ciudad te espera este refugio natural de fauna que entre sus propuestas ofrece visitas privadas en todoterrenos 4×4 descapotables panorámicos, acompañados por un guía de la ecoreserva.

La ecoreserva fue inaugurada en 2016, tiene 5 km de perímetro, 82 hectáreas de extensión, tras vallarse lo que era un corredor natural que fue afectado por la construcción de una carretera y que antes era un coto de caza. «Este lugar era una joya a descrubir . Organizamos jornadas de reforestación e insistimos en abrirlo al público tras el gran incendio de Mijas en 2012 en el que ardieron 8.300 hectáreas, muy cerca de la ecoreserva», señalan.

Otra experiencia única en pleno centro de Marbella es la propuesta gastronómica el chef vallisoletano Pablo Rebollo en el Thaissence, el restaurante de fusión tai-perauna del hotel Maison Ardois.

De Marbella y de la provincia de Málaga procede el producto fresco, de kilómetro cero , con el que se elaboran platos como el Salmorejo La Ciudadela, una sutil combinación de mango y tomate con un delicado helado artesano de leche fresca, o el morrillo de atún escabechado, otra delicia y uno de los platos preferidos del chef: «el equilibrio es todo. Tiene que tener una armonía, que todo tenga su lógica. Cada brote aporta un sabor, cada plato tiene que tener una textura. Así me han enseñado a cocinar, no es poner por poner, hay que pobar mucho Al morrillo para quitarle la grasa lo escabechamos y con el tratamiento que le damos parece carne. Es una parte del atún que no la conoce mucha gente».

El toque dulce lo ponen platos como el Mochi de coco; o el espectacular De-Roche de chocolate, un cremoso helado de chocolate acompañado de avellanas garrapiñadas, cuncuat y chocolate dorado con almendra. La cuidada y exclusiva bodega se suma al excelente servicio de sala en una experiencia gastronómica de absoluto lujo «bespoke».

Miguel Cerván , CEO de La Ciudadela, implicado en cada detalle de la decoración y diseño de los dos hoteles abiertos hasta ahora en el casco histórico de Marbella, desde su oficina en el edificio que era antes el Conservatorio de Música Felipe Campuzano y la primera casa con agua potable de la ciudad, continúa imparable con sus proyectos para devolver a la ciudad la identidad y el sabor de la auténtica Marbella.