Cómo convertir tu vivienda en más eficiente y sostenible

Este documento oficial, que debe ser redactado por un técnico competente , se elabora teniendo en cuenta la producción de agua caliente, calefacción, iluminación, refrigeración y ventilación de la casa en condiciones normales de funcionamiento y ocupación, y teniendo en cuenta elementos como los materiales de cerramiento exterior, el tipo de ventanas o los sistemas de climatización. En base a ese cálculo, el inmueble se podrá calificar energéticamente con una de las siete letras que van desde la “A” (la más eficiente energéticamente) hasta la “G” (la menos eficiente).

Actualmente, si quieres alquilar o vender una casa, necesitas este certificado. Sin embargo, el 81% de los inmuebles en España tiene una calificación inferior a la letra 'D' en su certificado energético, según datos del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma). En la práctica, esto significa que un tercio del consumo de energía final procede del parque edificado, principalmente por las elevadas necesidades de calefacción y refrigeración; que nuestro parque residencial es el responsable del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero; que nuestro país suspende en términos de emisiones; y que en torno a dos millones de hogares españoles son víctima de la pobreza energética, una situación que la Unión Europea nos exige se revierta en los próximos años.

En este sentido, desde el Concorsio Passivhaus , una asociación sin ánimo de lucro comprometida con los edificios de consumo casi nulo, nos recuerdan que lo principal es trabajar primero para reducir el consumo y después plantear instalaciones más eficientes. «El esfuerzo económico y de consumo energético que supone calentar una vivienda podría verse reducido notablemente con una acción tan sencilla como invertir en la mejora de la envolvente del edificio, a través del aislamiento térmico, trabajando sobre cubiertas, fachadas y ventanas», afirma Guillermo Hornero, su secretario general.

Ese ahorro podría situarse en una horquilla entre los 300 y los 500 euros al año, según los cálculos de Luis Mateo, director general de Andimat, la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes, ayudando, además, a «solucionar a largo plazo los problemas asociados al gasto energético y al confor», explica.

Según Hornero, lo ideal es incorporar materiales aislantes en muros exteriores, cubiertas, suelos, tabiques y huecos, principalmente en edificios construidos antes de los años ochenta, que no suelen estar bien aislados, lo que también provoca problemas de humedad por condensación y moho. Esto hará más confortables nuestros espacios, al tiempo que economizamos en sistemas de calefacción y aire acondicionado.

Otro punto a tener en cuenta son los cerramientos. «La carpintería de altas prestaciones adquiere un papel determinante en la reducción de consumos energéticos y de emisiones de CO2 en todo su ciclo de vida», apunta este experto, que aconseja ventanas fabricadas en PVC, que no necesitan rotura de puente térmico, porque es un material no conductor y, por tanto, nunca va a transmitir la temperatura del exterior al interior, y viceversa, como sí ocurre con los perfiles de aluminio.

Vidrios con control solar , punto clave en la rehabilitación energética de un edificio; así como persianas graduables , que “salvan alrededor de 8,5 toneladas de CO2 a lo largo de su ciclo de vida”; y toldos exteriores, que pueden reducir hasta en 10 grados la temperatura interior, también pueden contribuir a mejorar la eficiencia energética de nuestros hogares, añade Hornero.

Todas estas iniciativas suponen meterse en obras en casa, sin embargo, la creciente preocupación por nuestro planeta está incrementando el número de proyectos de reforma relacionados con la eficiencia energética. Así lo aseguran desde Habitíssimo, donde el 28% de las peticiones de mejora de hogares que recibieron el año pasado estaban relacionadas con esta tendencia, lo que supone un crecimiento del 3% respecto al ejercicio anterior, afirma Carlos Sanz, su director general.

Este tipo de proyectos puede incrementar el precio final de una reforma en torno a un 10%, según Sanz, pero también «supone un ahorro mínimo del 40% en la climatización, que puede alcanzar el 80% si se trata de edificios construidos antes de los ochenta». De hecho, el director general de Habitíssimo aconseja pensar que «todas las reformas enfocadas a la mejora energética son una inversión por el ahorro futuro».

De ahí que, desde Andimat, destaquen la «gran oportunidad» que suponen las ayudas a la rehabilitación anunciadas por el Gobierno como parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que se nutre de los fondos Next Generation europeos, y que en los próximos dos años pondrá a disposición de propietarios, comunidades de vecinos, empresas y administraciones públicas más de 5.500 millones de euros para proyectos de rehabilitación de viviendas en pos de una mejora de su eficiencia.

Eso sí, hay que tener en cuenta que, si se hace uso de este tipo de subvenciones, habrá que tributar por ellas después en el IRPF, porque se consideran una ganancia patrimonial y, como tal, debe declararse en este impuesto.

La misma tributación reciben también las ayudas para la instalación de placas solares. Otra fórmula que sirve para hacer más eficiente un hogar, y que podría suponer un ahorro de hasta el 30% en la parte variable de la factura de la luz, según los cálculos de la Unión Española Fotovoltaica (Unef).

EDP asegura en un informe que, actualmente , se podrían instalar paneles solares en prácticamente el 80% de los más de 25 millones de inmuebles existentes en nuestro país. Y entre las ventajas de hacerlo, además del ahorro en la factura al que ya hemos hecho referencia, se añade el hecho de «consumir y producir energía verde de kilómetro cero, porque consumimos donde producimos, así como ser más independientes en el campo energético», explica Laura Feijoó, responsable de autoconsumo de Ecooo, una empresa de no lucro centrada en proyectos solares.

Según Ecooo, se puede tener una instalación solar a partir de 200-400 euros por vivienda en un edificio plurifamiliar y con una o dos semanas de trabajos de montaje; y desde 4.000 euros y entre dos y cuatro días de trabajo si se trata de un chalé. Pero también han surgido empresas, como la noruega Otovo, que han apostado por el renting de placas solares, y ya suma unas mil instalaciones en España desde su desembarco en nuestro país en 2020.

Además, se está innovando en el tema de los materiales , y a los clásicos paneles se han sumado ahora las tejas solares, que se montan sobre las del edificio sin afectar a su estética; y los paneles solares flexibles, que están desarrollando investigadores de la Universidad de Newcastle, en Australia, quienes afirman se pueden imprimir como los periódicos tradicionales y su coste no supera los nueve euros por metro cuadrado.

El disparatado precio de la luz está provocando que cada vez sean más quienes apuesten por este tipo de instalaciones eficientes. A finales del año pasado, en el sistema eléctrico español había 14.920 Mw de potencia instalada procedente de la energía solar fotovoltaica, según los datos de Red Eléctrica Española (REE), una cifra a la que se han sumado 169 Mw más entre enero y febrero de 2022.

Pero también hay otras fórmulas más sencillas para reducir nuestro consumo en ergético en casa . Adquirir electrodomésticos más eficientes, usar sistemas domóticos para controlar los consumos mediante programaciones, o sustituir las bombillas clásicas por las de LED, son algunos de los consejos que nos ofrecen desde EDP.

A ellos podemos añadir el uso de materiales naturales, reciclables y reciclados, como la madera, el corcho, o la arcilla en nuestro mobiliario y decoración, pero también en nuestras paredes, suelos y techos.

Como explica Aitor Viteri, jefe de estudios de la Escuela Madrileña de Decoración e Interiorismo, «los revestimientos de corcho son tendencia». Entre sus muchas virtudes, este experto destaca que se trata de un material «ecológico y sostenible, versátil e hipoalergénico», con unas «excelentes cualidades de aislamiento acústico y térmico», y que podemos encontrar en 'multitud de acabados',

pudiendo usarlo en suelos, como si se tratara de un parqué laminado, para crear paredes llamativas, o incluso aplicarlo en el techo para dar una sensación más cálida y acogedora.

Pero también podemos darle un aire nuevo a nuestras estancias, sin perder de vista el objetivo sostenible, empleando pinturas y papeles con pigmentos y fibras naturales. Según Viteri, «son menos corrosivos para el ser humano» y, además «son supertendencia», y más aún si escogemos colores ocres y tierras, que «nos recuerden a esa naturaleza que no podemos dejar abandonada», apunta.