Vuelve el chaleco de plumas y así vas a llevarlo
Una capa intermedia que puede salvarte muchos looks
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Iniciar sesiónSon una seña de identidad del ambiente “pijo”. Tiene incluso un nombre despectivo por parte de sus opositores, pero el chaleco de plumas es no solo un recurso muy interesante en el armario masculino, sino también una prenda de moda en la actualidad.
En tiempos ... en los que triunfan los tejidos ligeros y confortables y las prendas versátiles , de inspiración deportiva e informal pero capaces de adaptarse a contextos un poquito más formales, las plumas, tanto en chaleco como en chaqueta ligera, tienen un lugar garantizado entre las tendencias del otoño invierno.
Aunque en origen el chaleco de plumas es una pieza rural porque se puso de moda en las granjas inglesas, su estatus actual es herencia del estilo preppy americano. La chaqueta ligera de plumas —no confundir con el plumífero grueso con el que se identifican las culturas urbanas cercanas que crecen alrededor del hip hop— y el chaleco, que no dejan de ser la misma prenda —el chaleco también toma inspiración del acolchado de caza— pero sin mangas esta última, son el nexo de unión entre la visión clásica de dicho estilo originario de las elitistas universidades de la Ivy League, situadas en la costa este norteamericana, con la manera en la que la moda la reinterpreta, con mucho éxito, en la actualidad.
El por qué de su éxito
Por qué se lleva tanto el chaleco de plumas tiene que ver con la protección contra el frío sin renunciar al confort , que a su vez entronca con el gusto por la moda deportiva. Al no tener mangas, se ajustan perfectamente al cuerpo pero permiten una libertad de movimientos que ninguna otra prenda de invierno puede igualar. Esto hace, por ejemplo, que se conviertan en un recurso ideal para aquellos lugares donde la oscilación térmica es mayor en el comienzo de la primavera, el final del invierno y, sobre todo, en otoño. Puedes empezar la mañana abrigado con ellos y enseguida, en cuanto el sol ascienda y caliente, quitarlo y guardarlo en cualquier lugar con comodidad: en la mochila, en el asiento del coche, en la mano incluso…
Esta, como primera capa exterior, es la primera forma en la que puedes llevar tu chaleco de plumas; simplemente encima de un suéter liso. No se lleva tanto pero no deja de ser una posibilidad lucirlo tal y como hacían los millenials en su adolescencia allá por los dosmil: encima de la chaqueta vaquera, cuando los chalecos inflados se agolpaban a las puertas de los institutos y universidades en zonas de clase media.
Lo normal, si optas por esta forma de llevarlo, es acompañarlo de prendas en clave casual , como unos vaqueros o quizá unos chinos pero combinados de manera relajada, con deportivas o un zapato informal. No parece que llevarlo encima del traje de esta manera sea una opción.
En cambio, sí lo es cuando se utiliza como capa intermedia entre una chaqueta relativamente fina, de entretiempo, tipo trench, por ejemplo, y el traje. Así el chaleco sirve para quienes prefieren renunciar al abrigo lo máximo posible, ya sea por gusto personal o por practicidad, y no desentona en looks formales confeccionados en torno al concepto de moda, el layering (vestir por capas).
La perfecta capa intermedia
Ojo, no es lo mismo que llevarlo entre la americana y la camisa, una opción muy respetable, por supuesto, pero que no deja de parecer equivocada porque si un traje tiene el fit adecuado jamás se habrá ajustado teniendo en cuenta el chaleco de plumas. El resultado en estos casos puede ser muy cómodo pero a la vista fracasa porque da la sensación de que la americana queda pequeña, raquítica. Y esto, además de no favorecer absolutamente nada, acaba con un plumazo con una de las virtudes del chaleco de plumas, su capacidad para facilitar la libertad de movimientos.
Por último, los más vanguardistas pueden optar por darle todo el protagonismo de sus outfits si los utilizan como capa exterior por encima del abrigo en invierno. En este caso, eso sí, no vale con llevar cualquier chaleco de plumas, sino que debe estar a la altura de la apuesta arriesgada que es, y eso solo es posible conseguirlo con una prenda de diseño que esté, además, en perfectas condiciones. No solo que la pluma no haya perdido su porte y forma natural, sino que el chaleco esté limpio como una patena, cosa que no siempre ocurre.
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