Virgin Galactic lanza su primer vuelo comercial al espacio

De esta forma, Virgin se ha convertido en la última empresa comercial, junto con Blue Origin de Jeff Bezos y SpaceX del multimillonario Elon Musk, destinada a clientes adinerados dispuestos a pagar grandes sumas de dinero para experimentar la emoción de la velocidad supersónica de un cohete, la microgravedad y el espectáculo de la curvatura de la Tierra desde el espacio.

Dos coroneles de las fuerzas aéreas italianas y un ingeniero aeroespacial del Consejo Nacional de Investigación de Italia se han unido a su instructor de Virgin Galactic y a los dos pilotos del avión espacial en un viaje suborbital que se espera que ha llevado a los seis hombres a unos 80 kilómetros por encima del desierto.

La misión del equipo italiano tiene una finalidad científica y no lúdica, ya que los tres participantes se han encargado de recoger datos biométricos, medir el rendimiento cognitivo y registrar cómo se mezclan ciertos líquidos y sólidos en condiciones de microgravedad.

Para el coronel de la Fuerza Aérea italiana Walter Villadei, designado comandante, el vuelo a bordo del avión espacial, bautizado VSS Unity, también forma parte de su entrenamiento como astronauta para una futura misión a la Estación Espacial Internacional.

Junto a él viajan dos colegas italianos: el teniente coronel del ejército del aire Angelo Landolfi, médico y cirujano de vuelo, y Pantaleone Carlucci, miembro del consejo de investigación que actúa como ingeniero de vuelo y especialista en carga útil. Han completado la tripulación su entrenador en Virgin Galactic, Colin Bennett, principal «instructor de astronautas» de la empresa, y los dos pilotos de Unity, Michael Masucci y Nicola Pecile.

El avión cohete, de un blanco reluciente, se ha elevado sobre las 17,00 horas unido a la parte inferior de su avión de transporte, el VMS Eve, que ha despegado de Spaceport America, en Nuevo México.

El Unity está diseñado para separarse de su nave nodriza de doble fuselaje a una altitud de unos 50.000 pies (9,5 millas/15,24 km), y luego desprenderse cuando los pilotos enciendan el motor del vehículo para enviar el avión cohete en un ascenso casi vertical a unas tres veces la velocidad del sonido hacia la negrura del espacio a unas 50-55 millas (80-89 km) de altura.

En la cúspide del vuelo, la tripulación ha experimentado unos minutos de ingravidez con el motor apagado antes de que la nave pasase al modo de reentrada y planease de vuelta al puerto espacial para aterrizar en la pista.