Cada vez menos aves se reproducen en Doñana: la población sufre el mayor desplome desde que es parque nacional

Es solo un ejemplo de ave acuática en declive en el enclave, según el estudio que publica este martes SEO/BirdLife, que analiza el estado de las especies que definieron los valores por los que Doñana ha sido reconocida bajo distintas figuras de protección. Entre 2019 y 2022, dice el texto, las poblaciones de acuáticas reproductoras han sufrido el mayor desplome conocido desde que Doñana es parque nacional, hace ya 40 años.

Hace años que no llueve de manera normal en el Parque Nacional. Doñana lleva una década con niveles de precipitación inferiores a la media. Unido a la sobreexplotación de las masas de agua, dice el informe, las aves acuáticas no encuentran las condiciones adecuadas para reproducirse o fracasan en el intento. Especies en peligro crítico de extinción como el fumarel común y el porrón pardo han desaparecido desde 2018 como reproductoras en la marisma, y solo dos parejas de focha moruna han criado durante 2022, a pesar de que a principios de siglo llegó a haber más de un centenar de parejas.

Entre las rapaces, ninguna pareja de aguilucho lagunero occidental ha sido localizada durante la primavera de 2022, por lo que esta especie «muestra una de las tendencias regresivas más preocupantes de los últimos años», asegura SEO/BirdLife. En 2005 se contabilizaron 36 parejas. Especies históricamente abundantes como la pagaza piconegra han pasado de cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI a reproducirse tan solo dos años de los últimos nueve.

También han decaído las aves que llegan a pasar el invierno. En 2021-2022, según los censos aéreos, las cifras de individuos totales invernantes podrían estar por debajo de los 90.000. El número más bajo en 40 años. A principios de los 90 se llegaron a contabilizar 600.000.

Además de la falta de precipitaciones y la sobreexplotación de aguas superficiales y subterráneas, el informe señala al incremento de las temperaturas como otra de las causas que están reduciendo el período de encharcamiento de la marisma.

La falta de agua acrecenta otros peligros, como el de depredación del jabalí sobre los nidos. «Esta especie ha tenido en los últimos años una explosión poblacional que genera efectos insuficientemente cuantificados sobre la fauna de Doñana», apuntan. Afecta de forma crítica a todas las aves acuáticas que crían en colonias y nidos dispersos sobre vegetación palustre, suelo de la marisma seca, isletas, caños y áreas antropizadas.

«Estos datos alertan sobre la degradación ambiental de Doñana. La marisma permanece casi completamente seca durante la actual primavera, por lo que 2023 supondrá una nueva temporada catastrófica para la avifauna acuática de Doñana. Y aunque este año se suma la ausencia de precipitaciones, la primavera silenciosa que estamos sufriendo en Doñana responde a un conjunto de problemas de gestión del espacio, de diversa tipología y alcance: desde la derivada de la gestión del agua en la zona a cuestiones mucho más fáciles de resolver, como el uso público de determinadas zonas, cambios en el manejo de las especies, acuerdos con propietarios y una gestión de la ganadería basada en criterios ecológicos«, dice Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en Doñana.

«Lo que está claro es que para recuperar los niveles de encharcamiento óptimos para la reproducción de las aves en la marisma en esta y en las próximas primaveras es preciso abordar este conjunto de problemas de forma coordinada e integral, considerando el escenario de cambio climático ya en marcha, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana», concluye Davila.