El Vaticano selecciona a una española para su selecta Escuela de Astrofísica
Los jesuitas custodian en la Santa Sede una colección de meteoritos y recuerdos de expediciones espaciales
Reúnen a jóvenes con expertos mundiales para ayudarles a crear una carrera profesional en Astronomía
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Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónEl Vaticano ha convocado este verano a 24 jóvenes cerebros de todos los continentes pero no ha sido para hablarles de religión. De la mano de «algunos de los mayores expertos mundiales en Astronomía» están analizando las observaciones que envía desde los cielos el ... telescopio James Webb y poniendo las bases de los equipos de próximas colaboraciones internacionales, pues de ellos depende el futuro de la Astronomía. España está representada por la canaria Emma Esparza, del Instituto de Astrofísica de Canarias.
«Desde que me acuerdo, desde que soy pequeña, decía que quería ser astrofísica. De hecho, quería ser astrofísica y humorista, pero la astrofísica me va mejor», explica Emma Esparza a ABC. «Me gustaban las matemáticas, se me daban más o menos bien. En la universidad estudié Física, pues en España no existe un grado en Astronomía, que es sólo máster, y luego empecé el doctorado».
Ahora su especialidad son las atmósferas de los exoplanetas. Lleva tiempo trabajando con datos que envía el telescopio espacial James Webb y por eso esta escuela de verano encaja con su investigación. Pero no es el único motivo porque el que ha viajado a Roma. «La verdad es que tenía un interés especial por poder compartir este periodo con jesuitas en el Vaticano». Se refiere a los responsables del Observatorio Astronómico Vaticano, que son de la Compañía de Jesús.
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Un centro con más de 400 años de historia
La prehistoria de este centro se remonta al año 1580, cuando el entonces Papa Gregorio XIII encargó a la Compañía de Jesús que abordara la reforma del calendario juliano. Unos siglos más tarde construyeron un observatorio en la plaza del Colegio Romano, y desde mediados del siglo XX se trasladaron a la Villa Pontificia de Castel Gandolfo para estudiar las estrellas sin contaminación luminosa.
«Se trata de intentar estudiar el universo, la naturaleza, el mundo en el que vivimos, en definitiva, de buscar la verdad. Estos jesuitas buscan la verdad, no se oponen a ella», explica la astrónoma canaria. «Trabajan en casi todos los campos de la Astrofísica, algunos se ocupan de exoplanetas, otros de cosmología… Son científicos, son profesionales, han hecho un doctorado y carreras académicas, son astrofísicos, pero además son jesuitas. Y eso demuestra que hay no hay conflicto entre Ciencia y Fe», añade.
Estudiantes de varias religiones
Lo cierto es que a ninguno de los participantes en este curso exclusivo se les pregunta por su fe, y por eso entre los 24 cerebros hay estudiantes de varias religiones. Por ejemplo, Shad Eliwa es de Egipto y no esconde que es musulmana. «Pienso que todo está conectado con Dios, especialmente en mi religión, así que estudiar Astronomía es otra forma de conectar con Dios y con la creación del universo», asegura. También Jerry Zhang, nacido en China pero alumno del Instituto de Astrofísica de Canarias de Tenerife, piensa que «no hay conflicto entre Ciencia y religión». «La verdad es que nunca he conocido la religión, no me hablaron de eso en mi infancia, y tengo curiosidad para saber más sobre la religión», confía a ABC.
El director del observatorio, el jesuita Guy Consolmagno, prefiere no dar entrevistas «en esta ocasión», para dejar hablar a los estudiantes. Pero mientras acompaña por las instalaciones al corresponsal de ABC muestra orgulloso el pequeño museo con instrumentos científicos antiguos y parte de la gran colección de meteoritos y piezas curiosas que custodian en sus vitrinas. Está por ejemplo la bandera vaticana que ondeó en la luna en la expedición del Apolo XVII, o una baldosa del Space Shuttle utilizado en noviembre de 2008.
Una biblioteca con obras de Galileo o Newton
En la biblioteca salvaguardan antiguas ediciones de obras de obras de Copérnico, Galileo y Newton. En sus jardines hay cuatro telescopios, el más antiguo de 1891 y el más moderno de 1935. Aunque son operativos, no se usan para investigación a causa de la contaminación luminosa de la zona, y los jesuitas realizan sus observaciones con el telescopio que tienen en el Monte Graham, en el desierto de Arizona.
Además de acoger a estudiosos a lo largo del año, desde 1986, cada dos veranos organizan esta escuela para jóvenes. Este año ha sido la edición número 19 y su propuesta era «explorar el universo con el Telescopio Espacial James Webb». El director del curso ha sido el astrónomo Eiichi Egami, de la Universidad de Arizona. Durante la primera quincena de junio la española Almudena Alonso-Herrero, del CSIC, impartió clases sobre galaxias cercanas. Hace unos días los alumnos y profesores se reunieron con el Papa León, que es matemático, y les habló de la «misteriosa alegría que produce contemplar la sublime belleza de las imágenes del telescopio James Webb».
Cada mañana están siguiendo juntos un programa académico, mientras que por las tardes tienen tutorías con expertos, elaboran y analizan datos que reciben del espacio, y pasan horas estudiando en la biblioteca. La idea es crear oportunidades de carrera para jóvenes científicos y ayudarles a construir redes de colaboración internacional.
«La investigación siempre ha sido mi vocación»
La española ve «complicado» el futuro de la profesión, pero como resultado de estos días, mira con mucho optimismo al futuro. «Me gustaría continuar con la investigación, que ha sido siempre mi vocación, seguir avanzando en el campo de las atmósferas de estos exoplanetas, pues ahora gracias al telescopio James Webb somos capaces de investigar cosas que antes no sabíamos», explica Emma Esparza. Jerry Zhang dice convencido que en las próximas décadas quiere «seguir en Canarias, que es mi lugar favorito» y trabajar «como investigador en la universidad y contribuir a proyectos de colaboración internacional». «¿Y entrar en la Nasa?». «No», responden varios estudiantes casi al unísono. «Eso queríamos cuando éramos chiquitos. Ahora estamos mejor aquí». No se sabe si se refieren al planeta Tierra o al Vaticano.
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