El Vaticano mantiene el estatus de copríncipe en Andorra y busca un acuerdo sobre el aborto

«Esperamos encontrar una solución que sea satisfactoria para todos», afirmaba ayer Parolín al respecto, en una rueda de prensa conjunta con el jefe de Gobierno andorrano, Xavier Espot, en el santuario de Meritxell, donde previamente había presidido la eucaristía solemne de la patrona de Andorra. El cardenal dejaba claro que despenalizar el aborto es una «cuestión muy delicada y muy compleja», que debe afrontarse con «discreción y sabiduría», y a la vez que remarcaba que ambas partes trabajan para encontrar una solución.

Aunque el motivo oficial de la visita era el 150 aniversario de la proclamación de la 'Mare de Déu de Meritxell' como patrona del país, la presencia de Parolin -confirmada a principios de agosto por Bernardito Auza, que también es nuncio en Andorra, además de en España- hizo pensar que uno de los motivos del viaje podría ser la negociación con el Gobierno local sobre la continuidad del obispo de Urgell como copríncipe, cargo que comparte con el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Andorra es el único país del mundo, junto al Vaticano, en el que un eclesiástico católico ejerce como jefe de estado.

La cuestión se encuentra sobre la mesa en los últimos años, desde que, el Vaticano amenazara con la abdicación del obispo de Urgell como copríncipe, si se llevaba adelante la aprobación del aborto que discutían los políticos locales. El motivo era la contradicción que supondría para el obispo la firma, como cojefe de Estado, de la legislación a favor del aborto, cuando la defensa de la vida -desde su concepción a la muerte natural-, es uno de los principios irrenunciables que la Iglesia propugna para los políticos católicos.

Además, el propio Papa Francisco, poco partidario de estas peculiaridades eclesiales de origen medieval, tampoco ve con buenos ojos que un obispo católico asuma una responsabilidad civil de este tipo. Aunque la actual normativa otorga a los copríncipes una función más simbólica que real, las autoridades andorranas siempre se han mostrado contrarias a una posible abdicación, que generaría una grave crisis institucional, al acabar con el sistema de gobierno en que se fundamenta el país desde hace ocho siglos.

En ese contexto, el cardenal Parolin también dejaba claro ayer que para la Iglesia es un «principio fundamental la defensa de la vida en todas sus etapas», así como el «ayudar a todas las personas que se encuentren en dificultades [entre las que incluyó a las mujeres embarazadas]». Por eso, explicó que la despenalización del aborto supondría «un problema en el sistema constitucional» andorrano, puesto que un obispo es jefe de Estado. «No es fácil compaginar estos dos aspectos», reconocía, pero «estamos trabajando, reflexionando» sobre estas cuestiones, «que no se resuelven de un día para otro».

Parolin ha incidido en el «diálogo constante» entre la Santa Sede y Andorra y ha descartado algunas soluciones intermedias que se había apuntado estos días en la prensa local, como la creación de una diócesis de Andorra (desgajada de la de Urgell). «Nunca se ha hablado» de esta cuestión, ha afirmado tajante, para ratificar que desde el Vaticano «queremos que las cosas continúen como están ahora. Por parte nuestra, damos también todo el apoyo que se puede dar».

Por su parte, Xavier Espot, el 'cap de Govern', también hizo referencia a la cuestión, para explicar que «estas conjeturas ni obedecen a la realidad ni a las peticiones hechas por Andorra». Ambos mandatarios han coincidido en «poner de relieve las sólidas relaciones entre el Principado y la Santa Sede, el diálogo fluido y las colaboración en la defensa de los derechos humanos, la solidaridad y la cooperación en la lucha contra el cambio climático», según un comunicado hecho público por el gobierno andorrano.

De esta forma, la sucesión del arzobispo Joan Enric Vives, obispo de Urgell y por tanto copríncipe, que en un año tendrá que presentar su renuncia al Papa, al cumplir los 75 años, como marca el derecho canónico. Parolin se mostró partidario de nombrar un obispo coadjutor -con derecho a sucesión cuando la diócesis queda vacante- y que conviviría con Vives hasta que éste presentara la renuncia.

Para Parolin, dadas las especiales circunstancias del caso, esta figura le permitiría al nuevo obispo conocer la realidad antes de asumir el gobierno directo. El secretario de Estado vaticano también ha sugerido la posibilidad de que el Papa conceda una prórroga a Vives en su mandato, antes de aceptarle la renuncia, como suele ser habitual en estos casos.