Un tornado en el sur de Brasil arrasa una ciudad y deja seis muertos y más de 750 heridos en plena Cumbre del Clima
El 80% de la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en el estado de Paraná, ha sido destruida
Lula llama a la acción a los líderes en la Cumbre del Clima pero esconde su deseo de buscar petróleo en el Amazonas
Fotografía de la destrucción causada por un tornado este sábado en la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, estado de Paraná (Brasil)
Mientras la cumbre de líderes que precede a la COP30, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, echaba el cierre en la ciudad brasileña de Belém, un desastre natural ha golpeado con fuerza el sur del país hispanoamericano. Un tornado de categoría ... EF3, con vientos de hasta 250 kilómetros por hora, ha destruido el 80% de la ciudad de Rio Bonito do Iguaçu, en el estado de Paraná, dejando al menos seis muertos y más de 750 heridos. Las imágenes muestran casas destruidas, postes caídos y árboles arrancados por la fuerza del viento.
Cinco de las víctimas mortales fueron registradas en Rio Bonito do Iguaçu, la ciudad más afectada, y una en Guarapuava. Entre los fallecidos hay cinco hombres de edades comprendidas entre los 49 y los 83 años, y dos mujeres de 47 y 14 años. Según Defensa Civil, más de mil habitantes de la ciudad se han visto obligados a ser desalojados de sus casas. No se descarta que haya más fallecidos.
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El desastre fue provocado por un ciclón extratropical que también causó lluvias intensas y daños en los estados vecinos de Rio Grande do Sul y Santa Catarina. En el sudeste, São Paulo y Río de Janeiro permanecen en alerta. «La clasificación del tornado como EF3 se basó en imágenes de destrucción y datos de radar», explicó el meteorólogo Samuel Braun al portal de noticias 'G1', del grupo Globo.
El gobierno de Paraná informó de la movilización de refuerzos para las operaciones de rescate. Treinta bomberos fueron enviados desde distintas ciudades, junto con veinte miembros del Grupo de Operaciones de Socorro Táctico, unidad de élite equipada con perros de búsqueda. Las autoridades siguen buscando sobrevivientes entre los escombros, mientras la tragedia pone en evidencia la urgencia de enfrentar los extremos climáticos en Brasil.
Los acuerdos de la cumbre
Precisamente, la cumbre de líderes que precede a la COP30 terminó con la aprobación de compromisos multilaterales para colocar a las poblaciones más vulnerables en el centro de la acción climática global. El evento reunió jefes de Estado y representantes de 43 países que firmaron su compromiso de combate a la pobreza, al racismo ambiental y por la aceleración de una transición energética sostenible.
El principal éxito fue la Declaración de Belém sobre Hambre, Pobreza y Acción Climática centrada en las Personas, que propone un cambio en la forma en que la comunidad internacional enfrenta la crisis climática. «Casi la mitad de la población mundial no tiene acceso a la protección social, y muchos de los excluidos están justamente entre los más expuestos a los impactos del cambio climático. Los sistemas de protección social son más frágiles precisamente donde deberían ser más robustos: en las comunidades afectadas por la pobreza, el hambre y la alta vulnerabilidad climática», señala el documento.
El texto también defiende que el financiamiento climático se dirija a medios de subsistencia sostenibles para agricultores familiares, comunidades tradicionales y pueblos de la selva, garantizando empleos dignos y oportunidades económicas para quienes están en la primera línea de la crisis.
Otro avance importante fue la Declaración de Belém sobre el Combate al Racismo Ambiental, que reconoce que la crisis ecológica global es también una crisis de justicia racial. El documento propone una agenda cooperativa para superar desigualdades históricas que afectan el acceso a recursos y beneficios ambientales. Países de América Latina, África, Asia y Oceanía ya han respaldado el texto, que permanecerá abierto a nuevas adhesiones durante la COP30.
En el ámbito energético, 19 países firmaron el Compromiso de Belém por los Combustibles Sostenibles, también conocido como Belém 4X. El objetivo es cuadruplicar la producción y el uso de combustibles sostenibles hasta 2035, con seguimiento anual de la Agencia Internacional de Energía (AIE). La propuesta reconoce que la electrificación, por sí sola, no basta para descarbonizar sectores intensivos en energía, como el transporte pesado y la industria, y apuesta por alternativas como el hidrógeno, biogases y combustibles sintéticos.
«La transición energética debe ser justa y no dejar a nadie atrás. Es hora de que los países ricos asuman sus responsabilidades históricas y apoyen al Sur Global en la sustitución de petróleo, gas y carbón», afirmó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva durante su discurso de clausura.
Los firmantes de ese acuerdo hasta el momento son: Armenia, Bielorrusia, Brasil, Canadá, Chile, Guatemala, Guinea, India, Italia, Japón, Maldivas, México, Mozambique, Myanmar, Países Bajos, Panamá, Corea del Norte, Sudán y Zambia. La amplitud geográfica demuestra que la transición energética es una agenda global, y no exclusiva de las naciones ricas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mencionó el aumento del 140% de la capacidad solar y también eólica de España en los siete años de su mandato, pero no firmó el documento.
A pesar de los avances, los compromisos aún son considerados tímidos frente a la urgencia climática por la falta de claridad sobre cómo transformar las intenciones en acciones concretas, con plazos definidos y fuentes de financiación.
En ese sentido uno de los anuncios más importantes de la cumbre fue el lanzamiento oficial del Tropical Forest Fund Forever (TFFF), un Fondo Florestas Tropicales propuesto por Brasil que busca crear una fuente permanente de capitales para países que preservan sus selvas tropicales. El fondo ya cuenta con compromisos de más de 5.500 millones de dólares, incluyendo aportes de Noruega (3.000 millones), Brasil e Indonesia (1.000 millones cada uno) y Francia (500 millones).
«El TFFF representa una nueva forma de ver la conservación: como una inversión rentable y estratégica. No se trata de donaciones, sino de un modelo financiero que remunera a los países por mantener sus selvas en pie», explicó la ambientalista Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil.
La propuesta brasileña también recibió el respaldo de Alemania, que confirmó su participación, aunque sin revelar aún el monto. El empresario australiano Andrew Forrest se convirtió en el primer inversor privado, con una contribución de 10 millones de dólares. La Comisión Europea indicó que anunciará su aporte en las próximas semanas.
El gobernador de Pará, Helder Barbalho, anfitrión de la cumbre, celebró los avances diplomáticos en entrevista al ABC. «La Cúpula de Belém mostró que es posible construir consensos en torno a la justicia climática. Esperamos que la COP30 sea una conferencia de implementación real, con compromisos concretos y ambiciosos», declaró.
La cumbre de líderes dejó claro que el mundo enfrenta una encrucijada: acelerar la transición energética, proteger las selvas tropicales y garantizar que la acción climática beneficie a quienes más sufren sus impactos. La COP30, que comienza el lunes, será el escenario para convertir estas promesas en políticas concretas.
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