Las sospechas que se ciernen sobre el abuelo materno de Emile: denuncias por malos tratos en un internado en los años 90

Se han tenido que inspeccionar 97 hectáreas de campos, terrenos escarpados, bosques y viviendas con un despliegue de 80 gendarmes y 800 voluntarios, para finalmente veinte meses después y en medio de la penumbra de la primera hora de la mañana, los abuelos y los tíos de Emile tuvieron que salir de la vivienda en el coche policial arrestados por las sospechas de su participación en el fallecimiento del menor. El pueblo de Haut-Vernet, en los Alpes de Alta Provenza, desde que se conoció la trágica noticia no vive un día tranquilo, el vaivén de la Policía, los periodistas y los curiosos han terminado con la paciencia de los vecinos.

La investigación desde el principio ha sido compleja para la Policía porque no quedaba claro si era un secuestro, un conflicto familiar o un accidente, aunque ninguna hipótesis había sido descartada, especialmente sobre el abuelo materno dado a sus antecedentes policiales con un caso de abusos en un internado en 1990. El hallazgo del cráneo de Emile hace aproximadamente un año no permitió determinar la causa de la muerte, según contó en una rueda de prensa la Fiscalía gala, el pequeño no presentaba ningún traumatismo previo a su fallecimiento. Fue una excursionista quien se encontró con sus restos óseos en un camino empinado y lejano al pueblo.

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A. Santos Olmo

El caso ha recobrado fuerza desde que se celebró el pasado 8 de febrero de este año el funeral de Emile en la basílica de Santa María Magdalena. El abuelo materno Philippe Vedovini reconoció durante el interrogatorio policial que fue él quien le perdió de vista cuando estaba a su cargo, admitió haber tenido «15 minutos de distracción».

Los investigadores no perdieron el rastro de los padres y los abuelos de Emile, una familia aparentemente unida, febrilmente católica, sin embargo las escuchas telefónicas de la Policía revelaron otra versión. Los padres de Emile y los abuelos maternos intercambiaron distintos pareceres durante sus conversaciones privadas, según cuenta este martes 'Le Parisien'. La Gendarmería tenía la intención de detener al abuelo materno en el segundo trimestre de 2024, pero el hallazgo del cráneo paralizó la operación de arresto porque con el descubrimiento los investigadores llegaron a dilucidar que era un accidente y que el niño se habría escapado y no fue llevado a la fuerza.

La familia Vedovini vivía de forma discreta, autosuficiente, y era muy religiosa, tenían diez hijos, y María, la madre de Emile, era la hija mayor. Los abuelos de Emile eran feligreses de las misas tradicionales en latín, solían organizar cada año un concierto de música sacra en la Iglesia del pueblo. El padre de Emile pertenece al movimiento católico Cristianismo-Solidaridad cuyo lema es 'Dios, Familia y Patria' para defender «los valores amenazados de la civilización cristiana y de la identidad francesa», según su propia página web.

Durante el caso, los abuelos apenas han hablado para los medios de comunicación, solo en ocasiones esporádicas. En el funeral aprovecharon para dirigir unas palabras reivindicando que se siguiera adelante con la investigación para saber «la verdad». «Ya no podemos vivir sin respuestas. Se han desplegado los recursos legales, se han llevado a cabo las investigaciones, y aún así, seguimos sin saber qué le ocurrió a Émile desde su desaparición», dijeron al medio francés BFMTV.

Aunque la Policía nunca dijo que sospechaba de los abuelos maternos, sí estaban realizando pesquisas en otra línea de investigación. En los años 90, el abuelo materno, Philippe Vedovini, fisioterapeuta y osteópata, trabajaba como supervisor en un internado de la comunidad religiosa de Riaumont, donde presuntamente se cometieron casos de violencia contra menores, según avanzó el periódico satírico 'Le Canard enchaîné' y confirmó 'Le Parisien'.

Philippe Vedovini fue citado bajo la condición de testigo asistido tras las denuncias en 2014 y 2017 de malos tratos por parte de exalumnos. Vedovini, que fue interrogado en 2018 por este caso, admitió haber dado «a veces bofetadas, pero no era a menudo», había querido hablar de este asunto, pero los padres de Emile le prohibieron hacerlo. Algunos vecinos han testificado que Vedovini es «un hombre duro» con tendencia «a quejarse y regañar». Unas acusaciones de las que se defendió en una entrevista a la revista 'Famille Chrétienne': «Me veo como un dominador que aterroriza a todos. Todo esto es falso, pero no me importa», explicó. La investigación concluyó con la acusación del antiguo prior de Riaumont por agresión sexual a una menor de 15 años por hechos que se remontan a principios de los años 1990.

Paralelamente al caso, también se ha conocido el suicidio del sacerdote que bautizó a Emile, este llegó a afimar que había recibido insultos por parte de Philippe Vedovini después de facilitar a la prensa una foto de los padres del pequeño. Según contó, el abuelo materno del pequeño hizo un llamamiento a sus vecinos para que boicotearan la capilla donde oficiaba.