El rincón de África en medio de tiroteos donde el juego se convierte en la única vía para esquivar el hambre y la muerte
Los robos de ganado y el control del oro sumen la región de Karamoja, en Uganda, en una constante violencia mientras más de 20.000 niños sufren malnutrición severa
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Agustín Márquez Gómez
Karamoja (Uganda)
Los niños más pequeños lloran, con hambre y miedo, refugiados en una cocina abandonada. Están asustados. Los que son un poco más mayores, a partir de 5 años, están sorprendentemente eufóricos, hasta parecen contentos. En algún momento de su infancia parecen haber aceptado su ... destino, algo ha cambiado dentro de ellos para sobreponerse a los peligros que les rodean. Escondidos entre las negruzcas paredes de la cocina abandonada algunos niños juegan a un juego de tres. Dos se colocan en los extremos lanzándose una pelota hecha de trapos y tratan de golpear al que está en el medio, que debe esquivar la pelota si quiere seguir jugando. Este juego simula una realidad, una realidad que está sucediendo en ese mismo momento: los tiroteos.
Aunque podría ser cualquier otro día, es miércoles 8 de junio del 2022 en Karamoja, Uganda. A través de la ONG África Directo, colaboro con un comedor para malnutridos gestionado por las monjas Combonianas. Todos los días damos de comer a más de 200 personas que de otra manera no sobrevivirían y aunque podría ser cualquier otra zona de Karamoja estamos en un pueblo llamado Kanawat, cerca de la ciudad de Kotido.
Las monjas viven en una misión al lado del pueblo y además del comedor para malnutridos gestionan un hospital y un colegio de primaria con 1.500 alumnos. Cuando hablo con otros cooperantes en España insisten mucho en que la ayuda que se entrega genere una sostenibilidad y una independencia con respecto a nosotros, y puede que tengan razón, pero el sentimiento de urgencia que crece en ti al ver a una madre con sus hijos llegar al programa de malnutridos después de cuatro días sin comer cambia las prioridades.
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El hambre es uno de los principales problemas de Karamoja. Según los informes de Unicef del 2022 más de 20.000 niños sufren severa malnutrición en Karamoja, una región de 1,2 millones de habitantes. Su procedencia nilotica y su cultura seminómada les lleva a vivir principalmente de la ganadería. El ganado es para ellos una inversión económica pues no hay nada más valioso que la única fuente de proteínas en una zona de hambruna. Consideran al ganado su banco, donde invierten sus riquezas.
Las lluvias son comunes en 2 de las 4 estaciones del año, pero son intermitentes y muchos cultivos no son capaces de aguantar sus ausencias. Por eso es común el sorgo, un cereal cuya planta produce menos que el maíz o el trigo pero es mucho más resistente a las sequías. Y de eso viven los Karamojong, de sorgo, de algunas hierbas que recogen en los caminos, y los más afortunados, de leche y sangre de vaca.
Las monjas Combonianas alimentan a los niños con judías, tomate y maíz y nos piden ayuda para comprar estos alimentos que cada vez son más difíciles de conseguir en Karamoja. De vez en cuando los cargamentos de comida de camino a la misión son asaltados y robados por bandidos en las carreteras. No siempre llega la comida.
Asalto al mercado de ganado
Y es que el hambre trae eso, bandidos y robos. Los asaltos nocturnos son cotidianos, pero los diurnos también son probables. Los caminos son peligrosos. Los llanos, donde los pastores buscan pasto, se convierten a menudo en escenario de batallas campales, donde bandidos armados con AK-47 roban las vacas para venderlas en los mercados de las regiones vecinas.
A pocos kilómetros de la misión hay un gran mercado de ganado que abre todos los miércoles. Probablemente reciba a un millar de personas que con ellos traen sus vacas, y con ellas problemas. En los alrededores esperan varios militares armados. Desde por la mañana van llegando ganaderos que vienen de distintas partes de la región. Algunos de ellos llevan varios días caminando para llegar al mercado que poco a poco se va llenando. A las 12 de la mañana el sol vertical cae sobre la muchedumbre ruidosa que trata de cerrar algún trato.
Recuerdo aquel miércoles. Yo estaba en el mercado cuando se empezó a levantar la arena. Cientos de personas huían de repente del mercado corriendo hacia las zonas cercanas de altas hierbas. Minutos después empezaron a sonar los disparos. Por lo menos 30 militares aparecieron en jeeps y sitiaron el mercado y el pueblo mientras la gente corría a esconderse para ponerse a salvo.
Decenas de personas buscaron refugio en el comedor para malnutridos y fue allí donde decidí ir yo también. Los disparos no dejaron de sonar hasta por la noche. Había escuchado tiroteos otros días pero no con tanta frecuencia y tan cerca. El pueblo de Kanawat estaba paralizado. Nadie sabía con seguridad lo que estaba pasando. Los niños estaban confusos y asustados. Allí pasé el día, con los niños del programa de nutrición, escondidos en las cocinas abandonadas de la misión.
Al día siguiente los habitantes de Kanawat me contaron que el grupo militar había comenzado el tiroteo. El ejército organiza redadas en busca de bandidos de otras zonas de Karamoja que venían a ésta a vender el ganado robado. Forma parte de una política de desarme de la región. Los militares encontraron a los bandidos que buscaban y el enfrentamiento había durado todo el día. También me contaron como a menudo las víctimas de los bandidos eran confundidos con estos mismos y los militares les detenían y torturaban durante días en busca de información.
Esta situación se repite con normalidad. A veces dura más otras dura menos. A veces hay víctimas otras no. A lo largo del año 2022, en incidentes como éstos, varios niños del colegio han fallecido bajo el fuego cruzado.
Recuerdo también que en junio del 2022, Solomon Muyita, el representante del ministerio de energía y desarrollo mineral ugandés hacía pública la noticia de que se habían encontrado 31 millones de toneladas de oro en el país, mayoritariamente en la región de Karamoja. Quizás está noticia tenga cierta relación con el creciente interés militar en la región.
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En cualquier caso, como en el juego de tres de los niños del programa de nutrición, la población hambrienta de Karamoja se encuentra entre los bandidos y los militares tratando de esquivar las balas, y bajo sus pies el oro que podría sacarles de esta situación.
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