La primera gran derrota de la planta invasora que nunca muere
Hallan la clave para erradicar una especie vegetal casi indestructible que está desplazando a otras autóctonas en España
Plumero de la Pampa en la antigua cantera de Solvay en los Humedales de Cuchía, antes de la restauración
Un intento nunca ha sido suficiente para eliminar al plumero de la Pampa. Esta planta rebrota si la desbrozas, si la cortas e incluso si la quemas. Su resistencia y sus vistosos penachos blancoplateados la convirtieron en adorno de muchos jardines, pero hoy ... está catalogada como una de las peores especies invasoras de la Unión Europea. Se ha convertido en una pesadilla en la cornisa cantábrica y se está expandiendo por otras comunidades. Tras cuatro años y más de tres millones y medio de euros invertidos, los integrantes del proyecto Life Stop Cortaderia están convencidos de haber encontrado la clave para frenar la invasión. Pero todavía queda mucho trabajo por delante.
El plumero (Cortaderia selloana) entró posiblemente a España por Santander en los años 40, en los barcos con trigo que llegaban desde Argentina. Sin ningún tipo de control, la especie silvestre prosperó con facilidad gracias a su gran capacidad para dispersarse y germinar: cada ejemplar femenino contiene en torno a un millón de semillas que son dispersadas a largas distancias por el viento. No necesita mucho para crecer. El plumero puede mantenerse en condiciones de temperatura extrema, sequía y suelos pobres. También puede reproducirse de nuevo desde la raíz.
La planta está ya en todas las comunidades. Si hasta hace unos años ocupaba mayoritariamente márgenes de carreteras y zonas degradadas, ahora ha comenzado a encontrarse en áreas que se creían inadecuadas para esta especie.
En hábitats protegidos
«Está dando el salto a hábitats naturales y empieza a aparecer en humedales, sistemas dunares y, poco a poco, sube a las montañas», explica Felipe González, delegado de SEO/BirdLife en Cantabria y uno de los integrantes del proyecto que ha impulsado el Gobierno de Cantabria. Si esto continúa, «será difícil asegurar su control, que es lo que se pretende, que no se convierta en una plaga incontrolable».
Su propagación a los ecosistemas es un problema. Disminuye la humedad del suelo y desplaza a las especies que sí son propias del territorio, lo que a su vez afecta a la fauna.
Pero la lucha contra el plumero de la Pampa, que fue declarado especie invasora a nivel nacional en 2013 –cuando se prohibió su comercialización y venta–, no es nueva en Cantabria. La comunidad, la más afectada de Europa por esta planta, lleva 20 años comprobando la complejidad de erradicar la especie. La estrategia contra el plumero elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica recomienda, de hecho, usar varios métodos de erradicación a la vez, pero también reconoce que la mayoría de las veces no se logra eliminar la cortadera a la primera.
«La clave está en entender que no solo es la eliminación física de la planta. Hay que restaurar el suelo sobre el que crece el plumero para que sea menos favorable al plumero y más favorable a otras plantas autóctonas que compiten con él», explica González. Han restaurado hasta 60 hectáreas de forma experimental, incluyendo márgenes de carreteras, subestaciones eléctricas y canteras, las zonas por ahora favoritas del plumero. En ellas se ha garantizado un nuevo uso del suelo, ya fuera reforestando o como pasto para los ganaderos. También han eliminado 300 hectáreas de plumero en espacios naturales protegidos de zonas costeras.
La antigua cantera de Solvay, restaurada para pastoreo y ganadería
La investigación ha descubierto que solo las plantas femeninas de plumero producen semillas viables, que estas semillas se destruyen en compostajes a más de 40 grados y que las semillas depositadas en el suelo solo pueden brotar como máximo un año después, información estratégica en la lucha contra la cortadera.
«Hemos conseguido dos objetivos», dice el experto de SEO/Birdlife: eliminar a la especie invasora de la Red Natura 2000 del litoral y controlar la expansión hacia el interior de la región. Esto último lo han hecho ayudados por una red de alerta temprana ciudadana que les condujo hasta 2.000 puntos.
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El modelo puesto en marcha, defiende González, se puede aplicar en cualquier lugar y, muy especialmente, en el Arco Atlántico. Para esta zona tan afectada han elaborado un calendario con los métodos que garantizan que se le gana la batalla al plumero de la Pampa y, quizá, también la guerra.