El Papa reconoce «cierta frustración» por los pocos resultados de sus iniciativas de paz en Ucrania

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Preguntado sobre cómo vive la falta de resultados concretos de sus iniciativas de paz, ha asegurado que «se siente un poco de frustración, porque la Secretaría de Estado Vaticana está haciendo de todo. También con la misión del cardenal Zuppi». Y ha adelantado que se está «resolviendo algo» la cuestión del regreso de niños deportados a Rusia.

Según el Pontífice, «tenemos que ayudar a resolver las cosas en el modo que sea más realista posible. En las guerras lo real es lo posible, no hay que hacerse ilusiones de que mañana los dos líderes en guerra vayan a comer juntos. (Tenemos que llegar) hasta lo posible, hasta donde podamos llegar», ha añadido en referencia al proceso de paz.

El Papa ha dicho que «el pueblo ucraniano es un pueblo mártir, y eso hace sufrir. No es la primera vez (que sufre martirio), ya en tiempos de Stalin sufrió mucho. Y no se debe jugar más con el martirio de este pueblo».

El Vaticano ha promovido siempre la búsqueda prioritaria de una solución diplomática en este conflicto y nunca ha condenado el envío de armas a Ucrania pues eran utilizadas para defenderse de una agresión. Pero también ha visto con preocupación el uso de «armas sucias» como bombas de racimo o, recientemente, con uranio empobrecido.

El Papa ha retomado la cuestión de las emigraciones. Ha dicho que «en algunos de los países que sufren presión migratoria, hay muchas zonas despobladas, pueblos vacíos, con 20 habitantes». En esos casos, propone «hacer un esfuerzo para integrar, pues Europa necesita mano de obra y ellos son una riqueza». «Pensemos esta política migratoria para que sea más fecunda», ha solicitado.

Según Francisco, «la ciudad de Marsella es un mensaje a Europa, pues acoge y respeta y hace una síntesis sin negar la identidad de los pueblos». También ha constatado satisfecho que en los últimos diez años se ha afinado «la conciencia del problema migratorio».

«Los emigrantes van acogidos, acompañados, promovidos e integrados. Y si no puedes en tu país, hazlo en el de ellos, pero no los dejes en manos de traficantes de emigrantes. Si los mandas de vuelta y caen en manos de estos, les hacen mucho daño», ha avisado.

Además, ha explicado que este sábado no ha afrontado la cuestión de la ley sobre la eutanasia durante el encuentro con Emmanuel Macron, pues «ya hablamos claro de eso cuando vino al Vaticano». «Le dije que con la vida no se juega ni al principio ni al final. Hay que custodiar la vida, si no, terminarás con esa política del no dolor, de una eutanasia con apariencia de humanidad». «Las leyes deben dejar que el niño crezca en el seno de la madre; y lo que digo sobre la eutanasia, es una cuestión de humanidad, no de fe», ha subrayado.

«Hasta el próximo vuelo», se ha despedido entre bromas.