Papa Francisco: «Quien hiere a una mujer está profanando a Dios»

El Papa, que a última hora de la tarde del 31 de diciembre participó en una ceremonia de acción de gracias por el año que termina, y que luego visitó el pesebre que hay en la plaza de San Pedro, tenía buen aspecto durante la misa, adonde llegó en silla de ruedas.

En su homilía aseguró que, por una parte, «la Iglesia católica necesita de la Virgen María para redescubrir su propio rostro femenino, para asemejarse más a ella que, como mujer, Virgen y Madre, representa su modelo y su figura perfecta; para dar espacio a las mujeres y para ser generativa a través de una pastoral hecha de cuidado y solicitud, de paciencia y valentía materna».

Por otro lado, dijo que «también el mundo necesita mirar a las madres y a las mujeres para encontrar la paz, para escapar de las espirales de violencia y odio, y volver a tener miradas humanas y corazones que ven».

Reclamó también que «toda sociedad necesita acoger el don de la mujer, de cada mujer: respetarla, cuidarla, valorarla, sabiendo que quien lastima a una mujer profana a Dios, nacido de mujer».

El Papa también explicó el papel de la Virgen María en la fe católica, «determinante en la vida de cada cristiano, pues nadie mejor que la Madre conoce los tiempos y las urgencias de sus hijos». «Todos tenemos carencias, soledades, vacíos que necesitan ser colmados. ¿Quién puede hacerlo sino María, Madre de la plenitud? Cuando estamos tentados de encerrarnos en nosotros mismos, acudimos a ella; cuando no logramos desenredarnos de los nudos de la vida, buscamos refugio en ella», aseguró.

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«Nuestro tiempo, vacío de paz, necesita de una Madre que vuelva a reunir a la familia humana. Miremos a María para ser constructores de unidad, y hagámoslo con su creatividad de Madre, que cuida de sus hijos, los congrega y los consuela, escucha sus penas y enjuga sus lágrimas», concluyó.

Entre los siete mil peregrinos participantes en la misa del Papa en la basílica vaticana había cuatro mil «pueri cantores», de entre 7 y 25 años, procedentes de todo el mundo y «embajadores de paz», que entonaron un espectacular 'Adeste Fideles'.