La estrategia de Orban para salvar cristianos perseguidos de la que el Papa recela
Hungría ha conseguido que 500.000 personas permanezcan en sus países de origen o regresen a ellos, pero Francisco pide que no se olvide de los otros refugiados
El Papa se reúne con refugiados en Hungría, la piedra en el zapato de Orbán
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«El Santo Padre asegura que aprecia mucho lo que Hungría está haciendo por los cristianos perseguidos», publicó en redes sociales Katalin Novák, presidenta del país, tras su encuentro de veinte minutos con Francisco. Se refería a la Secretaría de Estado para la ayuda a los cristianos perseguidos, la respuesta de Viktor Orbán en 2016 al entonces potente Estado Islámico, con el que ahora ayuda a comunidades cristianas en lugares donde sufren marginación.
The 🇻🇦 Holy See is our important ally in protecting traditional family values, and we further strengthened this alliance with @Pontifex during our personal meeting today. The Holy Father also said he is highly appreciates what 🇭🇺 is doing for persecuted Christians. pic.twitter.com/RUEIBsVDrN
— Katalin Novák (@KatalinNovakMP) April 28, 2023
«Lo hacemos, en primer lugar, porque somos desde hace mil años una nación cristiana, ahora guiada por un gobierno democristiano; y segundo, porque reconocemos que la persecución de cristianos es una de las crisis menos conocidas de nuestro tiempo», explica a ABC Tristan Azbej, de 44 años, que desde 2018 dirige este departamento.
Su brazo operativo es la agencia Hungary Helps, que el país lanzó en 2019. Su filosofía es ayudar a las comunidades en sus propios países, para que no se vean forzadas a abandonar su casa. «Hemos destinado millones de euros a 25 países que afrontan terrorismo y pandemias, enfocándonos especialmente en comunidades cristianas», explicó hace una semana Péter Szijjártó, ministro de exteriores húngaro. «La estrategia de traer a todos a Europa ha fracasado; la ayuda debería llegar adonde están los problemas», añadió.
Lo confirma corporativamente Azbej en la web de la secretaría de Estado. «Las políticas migratoria y humanitaria del gobierno húngaro van de la mano. No abogamos por que las personas necesitadas abandonen sus países de origen. Más bien promovemos que permanezcan en sus países de origen o regresen a ellos. Tenemos como principio que la ayuda debe prestarse allí donde hay problemas, en lugar de traer a las personas con problemas a Europa y a nuestro país», escribe. Como resultado, «500.000 personas han podido permanecer en sus países de origen o regresar a ellos».
El Papa no comparte la idea de «enfocarse especialmente en comunidades cristianas», pues propone estimular la colaboración entre personas de ideas o religiones diferentes. Pero la idea se parece a la que durante una rueda de prensa en noviembre de 2022, Francisco atribuyó en términos elogiosos a Angela Merkel. «Para resolver la cuestión de la emigración, resolvamos los problemas de África con planes de desarrollo», propuso.
Szijjártó, ministro de exteriores húngaro lo explica en términos más duros y asegura que «si Europa no hace nada para ayudar a los países africanos a retener a su población, Europa tendrá que afrontar una presión migratoria inimaginable».
«Aunque la ayuda a los cristianos perseguidos es nuestra iniciativa estrella, no es la única», asegura Azbej, «Prestamos ayuda a los yazidíes de Irak, comunidad amenazada de genocidio por el Estado Islámico (ISIS). También, a los judíos yemeníes e incluso a musulmanes perseguidos, como los rohingya en campos de refugiados de Bangladesh», asegura Tristan Azbej a ABC.
«Lo primero que hacemos es preguntar a la comunidad afectada en qué y cómo podemos ayudarles», explica. Dice que priorizan escuelas, hospitales e iglesias «pues pensamos que debemos ayudar a crear o arreglar instituciones que desempeñen estas funciones esenciales. Pero no nos enfocamos sólo en eso: hemos apoyado la construcción de viviendas o la construcción del primer suministro de agua corriente de una comunidad». También dan becas para estudiar en Europa.
Según sus datos, hay unos 360 millones de cristianos perseguidos, y su vida diaria se caracteriza por «vivir bajo el miedo a atentados, restricciones, violencia, secuestros y asesinatos». Cita por ejemplo la situación en Nigeria: los más de 40 fallecidos a causa del atentado contra una iglesia en Owo en junio del año pasado, el asesinato de un sacerdote quemado vivo en enero, o los atentados del pasado Viernes Santo que dejaron de nuevo 40 fallecidos y 43 heridos.
Han conseguido que el gobierno polaco ayude en algunos de sus proyectos se ayuda a refugiados de Irak y Siria en Jordania. También Italia está siguiendo su ejemplo, y el ministro de exteriores de Giorgia Meloni nombrará pronto un enviado especial para los cristianos perseguidos.
Pero en el Vaticano, mientras por un lado se agradece la ayuda a estas comunidades, por otra preocupa el sutil peligro de instrumentalizar la ayuda a los cristianos para fines políticos.
Actuar contra otros
«Quisiera darles las gracias por el apoyo concreto a tantos cristianos que atraviesan dificultades en el mundo, especialmente en Siria y en el Líbano», les dijo el Papa en su principal discurso en Budapest, ante líderes políticos. Luego explicó que «quien se profesa cristiano está llamado principalmente a caminar con todos, cultivando un humanismo inspirado por el Evangelio y encaminado sobre dos vías fundamentales: reconocerse hijos amados del Padre y amar a cada uno como hermano».
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Un aviso para que la «defensa» de los cristianos no signifique actuar «contra» otros.
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