El Papa denuncia en la 'Urbi et Orbi' las «circunstancias particulares» en las que Nicaragua ha celebrado la Pascua

El Papa, de 86 años, tenía el rostro cansado y la voz tomada, como es natural tras la semana más intensa del año para los pontífices. Anoche presidió la larga Vigilia Pascual hasta pasadas las diez de la noche, y este domingo por la mañana ha celebrado de nuevo una misa en la plaza de San Pedro. Luego, a mediodía, se ha asomado al balcón central de la plaza de San Pedro, caminando sonriente con un bastón, para el mensaje anual del Domingo de Resurrección.

«Cuida, Señor, a las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea, y acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe», ha clamado el Papa.

Por «circunstancias particulares» se refería no sólo a que el régimen de Daniel Ortega ha suspendido las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, sino que este año ha prohibido la celebración de procesiones de Semana Santa. Es elocuente que el Papa lo haya puesto al mismo nivel de Eritrea, donde los cristianos sufren enormes presiones para convertirse al Islam, y hace pocas semanas fueron arrestados 44 cristianos mientras rezaban en privado en sus casas. La organización 'Release International' calcula que en Eritrea hay 415 cristianos arrestados a causa de su fe, la mayoría sin una acusación específica.

El Papa Francisco también ha invitado al mundo a emprender «un camino de confianza recíproca: confianza entre las personas, entre los pueblos y las naciones». «Apresurémonos a superar los conflictos y las divisiones», ha rogado.

A continuación, ha rezado por las heridas por las que actualmente sangra la humanidad, comenzando por la guerra en Europa. «Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso. Conforta a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias. Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz», ha implorado.

El pontífice también ha mencionado con preocupación la escalada de violencia en Tierra Santa, a causa de los violentos choques en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. «Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región», ha añadido el Papa.

Francisco ha recordado a las víctimas del terremoto del 6 de febrero en el sur de Turquía y Siria, y a «quienes han perdido familiares y amigos, y se quedaron sin casa; que puedan recibir consuelo de Dios y ayuda de la familia de las naciones».

Ha solicitado «ayuda para el Líbano, todavía en busca de estabilidad y unidad, para que supere las divisiones y todos los ciudadanos trabajen juntos por el bien común del país»; ha rezado por la tensa situación en Túnez, «en particular por los jóvenes y de aquellos que sufren a causa de los problemas sociales y económicos, para que no pierdan la esperanza y colaboren en la construcción de un futuro de paz y fraternidad».

El pontífice se ha referido a la delicada situación en Haití, «que está sufriendo desde hace varios años una grave crisis sociopolítica y humanitaria», y ha pedido «una solución definitiva a los numerosos problemas que afligen a esa población tan atribulada».

Asimismo, ha pedido que sean apoyados «los procesos de paz y reconciliación emprendidos en Etiopía y en Sudán del Sur», y «que cese la violencia en la República Democrática del Congo». «Dios, concede consuelo a las víctimas del terrorismo internacional, especialmente en Burkina Faso, Malí, Mozambique y Nigeria», ha rezado.

También ha rogado que haya paz en Myanmar y que Dios «ilumine los corazones de los responsables para que los martirizados Rohinyá encuentren justicia». La ONU considera a los Rohinyà la minoría étnica más discriminada del mundo, y Myanmar ha sido acusado de genocidio y limpieza étnica pues las violencias y discriminaciones han provocado la fuga de más de un millón de este país.

«Conforta a los refugiados, a los deportados, a los prisioneros políticos y a los migrantes, especialmente a los más vulnerables, así como a todos aquellos que sufren a causa del hambre, la pobreza y los nefastos efectos del narcotráfico, la trata de personas y toda forma de esclavitud», ha continuado el Papa.

«Inspira, Señor, a los responsables de las naciones, para que ningún hombre o mujer sea discriminado y pisoteado en su dignidad; para que en el pleno respeto de los derechos humanos y de la democracia se sanen esas heridas sociales, se busque siempre y solamente el bien común de los ciudadanos, se garantice la seguridad y las condiciones necesarias para el diálogo y la convivencia pacífica», ha recapitulado.

Como es habitual desde 1985, los floristas holandeses han enviado miles de plantas al Vaticano para decorar la plaza de San Pedro, sobre todo rosas 'avalanche' y tulipanes. Los camiones de flores partieron el pasado martes desde Rotterdam, después de que el obispo los bendijera. Cada Semana Santa logran sorprender con una nueva variedad floreal. Este año han traído 1.500 ejemplares de la 'celosía cristata', la 'Cresta de gallo', de colores rojo, rosa y naranja. Explican que esta preciosa flor es un emblema de inmortalidad. Una colorida metáfora de la Pascua.