El Papa denuncia los feminicidios y propone cultivar «relaciones auténticas y sanas» sin la voluntad de dominio
Reza también por los estudiantes que en estas semanas hacen la Selectividad en muchos países de Europa
León XIV cambia el estilo del papado en su primer mes con un perfil más tranquilo
El Papa León XIV ha dicho que cultivar la fe debe ayudar «a vivir relaciones auténticas y sanas» tanto a nivel personal como global. El Pontífice ha lamentado «con mucho dolor» los casos de feminicidio, pero también los prejuicios que siembran división dentro de la Iglesia y en la sociedad o la «lógica de la exclusión» que hay detrás de «los nacionalismos políticos». Ha sido durante una misa multitudinaria en la plaza de San Pedro, ante unas 80.000 personas, con motivo del Jubileo de los Movimientos.
Antes de la ceremonia, al filo de las 10 de la mañana de este domingo, el Papa ha recorrido durante bastante tiempo la plaza de San Pedro y las calles de alrededor, para saludar a decenas de miles de peregrinos que han acudido a la ceremonia. Con ella clausuraba el Jubileo que ha reunido a miles de sacerdotes y laicos de movimientos que marcan la espiritualidad en muchas parroquias, como el Camino Neocatecumenal, Comunión y Liberación o los Focolares.
En el trayecto en papamóvil se ha visto al Papa mucho más suelto que en las ceremonias anteriores, y se ha detenido con muchas personas, especialmente con bebés y enfermos, para bendecirlos o saludar a sus padres.
En la misa, León XIV, que cumple un mes como obispo de Roma, ha tenido una homilía de contenido muy espiritual, con menciones a las consecuencias que debe tener el cristianismo en la vida cotidiana de las personas.
La Iglesia católica suele conmemorar al Espíritu Santo particularmente en la fiesta de Pentecostés, que se celebra precisamente este domingo, y que contrapone al episodio bíblico de la Torre de Babel. Citando a Benedicto XVI, el Papa León XIV ha subrayado cómo el Espíritu Santo «da el don de comprender, supera la ruptura iniciada en Babel, la confusión de los corazones, que nos enfrenta unos a otros, y abre las fronteras».
Se trata en primer lugar de afrontar el peligro «de una vida que se atrofia, absorbida por el individualismo». «Es triste observar cómo en un mundo donde se multiplican las ocasiones para socializar, corremos el riesgo de estar paradójicamente más solos, siempre conectados y sin embargo incapaces de establecer vínculos, siempre inmersos en la multitud, pero restando viajeros desorientados y solitarios», ha comenzado el Papa.
Ha dicho a los peregrinos que la relación personal de cada católico con Dios ayuda a ser «capaces de abrirnos a los hermanos, a vencer nuestras rigideces, superar el miedo hacia el que es distinto, educar las pasiones que se sublevan dentro de nosotros». «El Espíritu Santo transforma también aquellos peligros más ocultos que contaminan nuestras relaciones, como los malentendidos, los prejuicios, las instrumentalizaciones. Pienso también —con mucho dolor— en los casos en que una relación se intoxica por la voluntad de dominar al otro, una actitud que frecuentemente desemboca en violencia, como desgraciadamente demuestran los numerosos y recientes casos de feminicidio«, ha añadido.
Si la relación con Dios «abre a la alegría y a la fraternidad», en consecuencia, «ayuda a vivir relaciones auténticas y sanas». Un criterio «decisivo» para la credibilidad de la Iglesia es «si entre nosotros no hay ni fronteras ni divisiones, si sabemos dialogar y acogernos mutuamente integrando nuestras diferencias, si nos convertimos en un espacio acogedor y hospitalario para todos», ha apuntado.
En clave política, esta actitud, según León XIV, «abate los muros de la indiferencia y del odio». «Donde hay amor no hay espacio para los prejuicios, para las distancias de seguridad que nos alejan del prójimo, para la lógica de la exclusión que vemos surgir desgraciadamente también en los nacionalismos políticos«. »De todo esto son una trágica señal las guerras que agitan nuestro planeta«, ha lamentado el Papa.
Tras la ceremonia, antes de la tradicional oración del 'Regina Caeli', el Papa ha rezado por la paz «en la familia, en la sociedad y en las relaciones internacionales», sin mencionar la situación de ningún país concreto. «Que el Espíritu de Cristo resucitado abra caminos de reconciliación allí donde hay guerra; que ilumine a los gobernantes y les dé el valor de hacer gestos de distensión y de diálogo», ha implorado.
El Pontífice ha recordado también que esta semana «en Italia y en otros países, termina el curso escolar». «Quisiera saludar a todos los alumnos y profesores, especialmente a los que se presentarán a los exámenes con los que concluye el ciclo de estudios», se ha despedido sonriendo.
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